Teatro Real- Madrid |
Cubrir puestos en coyunturas de última hora, no es nada fácil. Por eso, los Grandes, en previsión de que ocurra, acuerdan condiciones con un segundo profesional. Él o Ella, serán los encargados de interpretar la obra, sólo en el caso de que suceda alguna contingencia, y haya que hacer la sustitución. Muchos teatros aprovechan la estancia de cantantes de esta segunda línea en las ciudades, para montar otras funciones, generalmente, a precios más económicos.
Esto, lógicamente, no puede resultar barato. En principio, no lo veo factible para los Pequeños. Pero, si no puede hacerse el recambio, la única solución que les queda, es devolver el dinero de las entradas a los espectadores y esto es también un problemón. Diréis que siempre sale a relucir en mis escritos la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera), pero es lo que conozco más de cerca. Pues bien, esta agrupación de presupuesto relativamente modesto, se precia de no haber suspendido nunca una función, en los casi sesenta años que lleva funcionando.
¿Cómo lo hacen? Sencillo, cuando ocurre, se ponen en movimiento los componentes de la Comisión Artística y buscan un candidato, entre los que tienen fijados como reserva. Si está libre, ya lo han logrado, sino a seguir rastreando. Hasta ahora, lo han encontrado siempre. Claro está que, los resultados, no son, a veces, demasiado satisfactorios. Pero, por lo menos, se mantienen las funciones previstas, sin que lleguen a suspenderlas. Como dato curioso decir que en ABAO, contando desde la temporada 1999/2000, ha salido una media de prácticamente seis cancelaciones, con sus correspondientes sustituciones, es decir, casi una por título.
De los años de socio, recuerdo tres anécdotas divertidas, bastante recientes y referidas, más o menos, al tema que estoy comentando.
1.- De la butaca al escenario
Sucedió en Bilbao, a finales de febrero del 2000. Se iba a representar una “Traviata”, protagonizada por Cristina Gallardo Domas (Violetta), Aquiles Machado (Alfredo) y Paolo Gavanelli (Giorgio Germont). Yo doy fe, porque lo he visto, que el barítono había dado a Bilbao, muchas satisfacciones. Recuerdo, especialmente, un “Ernani”, donde su voz lírica, brilló con especial gloria. Pero en el tiempo que estamos hablando, estaba ya en el cenit de su carrera.
Paolo Gavanelli |
Cuando llegó el momento de los preparativos previos a la salida a escena, nuestro buen hombre, se dio cuenta que le iba a resultar imposible abordar el papel. El Teatro se empezó a llenar de gente que esperaba disfrutar de esa obra tan magnifica y conocida. A pesar de esta infausta noticia, la dirección decidió seguir adelante, dado que el padre de Alfredo, no entra hasta el segundo acto. Comenzó la función y los de la Comisión Artística, esperaban, claramente, un milagro.
Roberto Servile |
"El Germont" de Servile en Turín |
2.- Un atril de quita y pon
Era el 27 de octubre del 2009. Tenía cierta prevención hacia una ópera moderna y desconocida para mí, “Billy Budd”, del compositor inglés, Benjamín Britten. Ocupé la butaca que me corresponde en el Palacio Euskalduna de Bilbao y cuando estaba a punto de comenzar la representación, una voz por megafonía, nos anuncia que, por prescripción facultativa de ultimísima hora, se han visto obligados a sustituir al bajo, Sir John Tomlinson, en su rol de “John Claggard” el maestro de armas.
Dijo asimismo que, al ser un montaje complejo, no le había dado tiempo a aprender los movimientos escénicos. Por ese motivo, no habían tenido más remedio que dividir en dos el papel: uno canta y el otro se mueve. De efectuar esos movimientos se encargaría el director de escena. Más motivos para estar inquieto.
Escena de un montaje de Billy Budd |
Así estuvimos, claro está, toda la ópera, afectando bastante a la concentración. Pues a pesar de todo, salí muy satisfecho y contento por haber visto una escenografía de las mejores y una ópera más que interesante. Después, volví sobre ella en videos y audios, que es la mejor manera de apreciarla.
3.- Un sacerdote que viene y va
Setiembre del 2001. Estábamos en una representación del oratorio, convertido luego en ópera, “Sansón y Dalila”, de Camilo Saint-Saëns. La protagonista era la suficientemente famosa, Dolora Zajick, junto con otros nombres, desconocidos para mí, de los que no recuerdo bien su actuación. Lo que sí retuve en la memoria, es el sucedido.
Un Sumo Sacerdote Judio |
En un momento dado, dejó de cantar. Parecía como si se estuviera pensando algo. De repente, salió del escenario. La música y los demás cantantes, siguieron con la función, pero la parte del bajo, el sacerdote que había huido, sencillamente no se cantó. Poco antes de que empezara su segunda intervención, volvió a aparecer, y a cantar, como si no hubiera pasado nada.
Alberto Gazale |
Bueno, para terminar el asunto titulado genéricamente Recambios, voy a contar otras dos anécdotas, una personal, la otra recogida de un librito al que yo estimo mucho, llamado “Disastri all’Opera”.
4.- Un doble don Juan
Corría el año 1987 o cerca. Entonces, yo vivía en Valencia por motivos profesionales. A esa ciudad llegó una compañía “de repertorio”, procedente de algún país del área de la Unión Soviética que ahora no recuerdo. Son esos elencos que van recorriendo el mundo con una serie de obras que tienen preparadas: en este caso se trataba de óperas. Es lo más aproximado a los titiriteros de antes, porque el circo no puede considerarse dentro de esa categoría, ya que se trata de una ciudad ambulante.
Se instalaron en el Teatro Principal y había que aprovechar la ocasión de ver el acontecimiento que, por entonces, no se prodigaba mucho: existían abundantes bandas pero poca ópera. Hoy en día han cambiado radicalmente las cosas, al inaugurarse el Palau de les Arts Reina Sofía y tener, por tanto, una temporada lírica estable, con unos medios, que por aquí los quisiéramos.
Teatro Principal de Valencia |
Bien pues, con estos antecedentes, acudí presuroso a escuchar como resultaba el “Don Giovanni” y ahí vino la sorpresa. Había dos protagonistas, uno en el escenario actuando sin voz, y otro, con atril, en el foro de la orquesta cantando la partitura. La razón es evidente: se había quedado sin voz el barítono y al no disponer de recambio, tuvo que hacerlo un sustituto que no se sabía la obra.
5.- Una sustitución movida
Teatro alla Scala de Milán |
Ileana Cotrubas en Violetta |
Aeropuerto de Gatwick- Londres |
El lunes, día del espectáculo, solucionado el problema, pudieron llegar a Milán. Cuando aterrizaron, encontraron una serie de automóviles con el síndico, el director y el escenógrafo. Recorrieron el camino hacia el teatro con poco tránsito y aún pudieron, por una sola vez, recordar los pasajes más difíciles. A continuación la Cotrubas se puso el vestido y se fue a escena sin un momento de reposo. La representación resultó todo un éxito pues fue llamada al palco escénico veinticuatro veces. Como dice el refrán: más vale llegar a tiempo que rondar un año.
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