Tócanos, esta vez, hacer el Menudeo de un genuino representante del arte lírico tardo-rococó italiano, autor indiscutible de florido belcanto, con el que consiguió páginas gloriosas. Se trata de Gioachino Antonio Rossini (1792/1868). Espero que podamos divertirnos con él, lo más posible.
1.- CUARENTA MAS…. “EL BARBERO”
Al Cisne de Pésaro, se le toma siempre, por una parte (Il Barbiere di Siviglia), frente a un todo mucho mayor, que generalmente se desconoce. Quiero decir que, tiene una obra famosísima, por la que es célebre universalmente, esto ya es sabido. Pero, muy pocos, advierten que esta ópera no es única. Hay una abundante producción de música (óperas, piezas religiosas y profanas, partituras para instrumentos solos, canciones,……), de las que, la inmensa mayoría, no ha oído hablar. Fue un compositor muy prolífico, ya que escribió, ¡nada menos que cuarenta y una óperas!, entre Cómicas (Bufas), Semi-Serias, Serias y Pastiches.
“L’italiana in Algeri (La italiana en Argel)” y “La Cenerentola (La Cenicienta)”, además del “Barbero”, serían ejemplos Bufos (Cómicos). Como Serias, podrían destacar “Tancredi”, “Otello” y “Semiramide”. En el punto medio de lo Cómico y lo Dramático, estaría la Semi-Seria, cuyo representante más típico, es “La gazza ladra (La urraca ladrona)”. Y, finalmente, uno de sus pastiches, “Ivanhoé”.
Un Pasticcio, en italiano, o Pastiche, es una ópera normal, con su argumento, pero, en cuanto a su música, está constituida por fragmentos melódicos de varias óperas a los que se han puesto nuevos textos (no existe música original, escrita ex profeso, toda absolutamente es reutilizada). Por ejemplo, para elaborar “Ivanhoé”, se tomaron fragmentos musicales de once óperas rossinianas (1.-Semiramide, 2.- Cenerentola, 3.- La gazza ladra, 4.- Tancredi, 5.- Armida, 6.-Bianca e Faliero, 7.- Maometto secondo, 8.- Aureliano in Palmira, 9.- Sigismondo, 10.- Torvaldo e Dorliska y 11.- Mosè in Egitto….).
2.- TRAYECTORIA
Rossini, fue un hombre, a caballo, entre los siglos XVIII y XIX, es decir, entre el modernismo y la tradición. Esos aspectos se reflejan en su música y también en sus actos. Como dato de su carácter, diremos que nunca utilizó el ferrocarril, pues le tenía prevención. En cuanto a su música, frente a óperas conservadoras de belcanto (con coloratura, ornamentación y brillantez orquestal), hay otras en las que se distingue, ya, la nueva tendencia romántica (“La donna del lago” y “Guillermo Tell”). Especialmente está última, señala la senda por donde iba a caminar la ópera del romanticismo. Sin embargo, no sigue componiendo. Aborrece del camino creado, y prefiere retirarse para dejar paso a las genuinas figuras de Bellini, Donizetti, y todo el movimiento romántico.
Las fechas que hay que manejar con este compositor, resultan siempre muy tempranas. A los dieciocho años, debutó con una farsa que se escenificó en Venecia, en el Teatro San Moisè: “La cambiale di matrimonio (La letra de cambio matrimonial)”. Con sólo veintiuno, y a través de “Tandredi” y “L’italiana in Algeri” (ambas estrenadas en Venecia), logró ser el compositor más famoso de Italia, al que más se solicitaba y el que mejores honorarios cobraba.
Pero esta carrera meteórica, se terminó, también, muy pronto: a la modestísima edad de treinta y siete años. Fue un retiro voluntario del que no conocemos las causas. Se intuye, sin ser seguro, que la principal razón consistió en el rechazo moral que tenía hacia la nueva estética del romanticismo, que se avecinaba ya, de un modo imparable.
3.- LOS AUTO-PRÉSTAMOS
Incluso los que no conocen la obra de Rossini, saben que tenía fama de perezoso. Desde luego, no lo demostró en las abundantes composiciones que creó. Hay, de todos modos, una costumbre que podría, sólo en parte, esgrimirse como apoyo a su supuesta gandulería: los auto-préstamos.
Relación de Auto-préstamos |
¿Qué es eso?, os preguntareis. Pues, cuando un compositor, incluye en una ópera que está creando, música de otra ya estrenada. El caso, aunque con puntos de unión, es distinto al del pasticcio. En este último, no hay música nueva, toda es reutilizada. En el auto-préstamo, sólo una parte es antigua, siendo, las demás, de nueva creación. Los motivos para practicarlo son varios:
1. Querer recuperar melodías que, en su día, no prosperaron.
2. Aprovechar el tirón de alguna música que resultó un éxito, cambiando, sólo un poco, el material melódico.
3. Disponer de escaso tiempo para componer.
4. Volver a intentarlo con óperas que no tuvieron éxito.
5. Poca o ninguna gana en el trabajo que se está realizando.
Podemos considerar a Rossini como uno de los que más aplicaron esta práctica, pero no fue el único. En su descargo, decir que era costumbre, bastante arraigada en la época, y que, hasta compositores como Händel, Bach o el mismo Verdi, la ejercieron. Como ejemplo fragante de auto-préstamo, siempre se suele poner a la Obertura de “Il Barbiere di Siviglia”. Antes de ser la de esa ópera, lo fue de “Aureliano in Palmira” y también de “Elisabetta, Regina d’Inghilterra”.
4.- POPULARIDAD
No siempre la música de Rossini ha sido recibida por igual. Es obvio que en nuestro tiempo existe una demanda de este compositor. Lo demuestra, los numerosos cantantes que han surgido, especializados en su música. Otro índice de que, hoy funcionan sus óperas, son las considerables grabaciones que han efectuado las distintas casas discográficas.
También, durante los dos primeros tercios del siglo XIX, estuvieron representándose sus obras con regularidad. Pero la llegada de la nueva estética romántica, la escuela verista y la música de Wagner, condenaron al ostracismo el belcanto, en general, y a Rossini en particular.
Fue aproximadamente desde 1870 a 1970. Unos cien años en que, los teatros, estuvieron huérfanos de obras rossinianas. No estaban de moda. Si, por excepción se reponía alguna, ésta era, siempre, “Il Barbiere di Siviglia”. Pero no se respetaba su estilismo y se atrevían a introducir muchas inconveniencias en la partitura. Así las cosas, en el primer tercio del siglo XX, la mezzosoprano barcelonesa, Conchita Supervia, en el Liceo de su ciudad natal, consiguió representar “L’italiana in Algeri”, pero la crítica, no fue favorable a la obra.
Teatrp Rossini de Pesaro |
Hubo que esperar hasta 1940, año de creación de la Fundación Rossini de Pésaro, para que fueran revisadas sus obras. Doce años después, María Callas consiguió la recuperación de “Armida” y dos directores, Vittorio Gui y Silvio Varviso, lograron grabar en disco, varias de sus óperas. Hay que citar también a dos cantantes estrella: Monserrat Caballé y Joan Sutherland. La segunda colaboró en este reverdecer de las obras del Maestro, con unas representaciones de la “Semiramide”, en los años sesenta del siglo XX. Mientras que la Caballé, publicó en disco su concierto de “Rarezas rossinianas”, en el año 1967.
5.- LA ROSSINI RENAISSANCE
Hemos visto como se iban recuperando, muy poco a poco, las partituras de Rossini. El pistoletazo final, lo dio el Teatro alla Scala de Milán, en 1969, escenificando “L’assedio di Corinto”, protagonizado por unas poderosas Beverly Sills y Marilyn Horne. En la década siguiente, se consiguió restaurar en estilo, las óperas del Cisne de Pésaro, gracias a la labor ejercida por la Fundación Rossini.
Era evidente que empezaban a levantar interés entre los diferentes cantantes, las partituras recién revisadas. Hubo un numeroso grupo de ellos, que consiguió grabarlas y representarlas. El renacimiento pleno, se dio con la creación del Festival Rossini de Pésaro, en 1980. Nació con vocación de extender el turismo en la región e ir recuperando, año tras año, las óperas más olvidadas de uno de sus compatriotas más ilustres. Ya llevan, desde entonces, unos cuantos festivales y otras tantas óperas recuperadas que, seguramente, sin estas funciones, su rescate hubiera sido más complicado.
6.- ESTRENO SONADO
Creo que, los debuts más polémicos habidos en la historia de la ópera, han sido, el de “Tannhäuser”, en Paris y el de “Il Barbiere di Siviglia”, en Roma. Ya hemos hablado en mi blog de la pelea surgida con la obra de Wagner, así que, nos toca completar la faena, con la famosísima ópera de Rossini.
Los personajes |
En 1815, Rossini firmó un contrato con el Teatro San Carlo de Nápoles, por el que estaba obligado a componer dos óperas al año. Si cumplida esa condición, el compositor aún tenía tiempo para atender otras peticiones en los dos meses y medio de descanso que le concedían, lo podía hacer, pues en el documento sólo se estipulaba que habría de estrenar, en esos casos, siempre, fuera de la ciudad napolitana. Rossini, para incrementar sus ingresos, se dirigió a Roma en la segunda quincena de diciembre del citado 1815, para atender un encargo que le había hecho el duque Francesco Cesarini-Sforza, empresario del Teatro di Torre Argentina, de la ciudad papal.
La primera Rosina |
Al existir muy poco tiempo para crear la ópera (parece que tan sólo mes y medio), en una de las primeras reuniones entre, el músico, el empresario y el libretista (Cesare Sterbini), se acordó tomar un tema ya tratado en música, para así salvar la censura. Esto era una práctica muy corriente en aquellos tiempos. Se decidieron por Il Barbiere di Siviglia, que ya había musicalizado Giovanni Paisiello (1740/1819). Rápidamente, músico y poeta, se pusieron a trabajar. Para no herir los sentimientos del viejo compositor, que aún vivía en Nápoles, se decidió cambiar el título de la ópera por “Almaviva, ossia l’inutil precauzione (Almaviva o la precaución inútil)”, pero todo el mundo sabía que Rossini estaba intentando mejorar la obra de Paisiello, que aún conseguía muy buenos resultados en el escenario.
Teatro Argentina |
El aristócrata regidor del teatro (duque Francesco Cesarini-Sforza), se embarcó en la aventura de las candilejas, buscando entretenimiento, pero la situación financiera del coso operístico, le estaba desbordando. En este año, todo le salía mal: los cantantes enfermaban, había sustituciones en el último momento, los escenógrafos le daban problemas, también los músicos e, incluso, su rival (el empresario del teatro Valle). El pobre duque no sabía cómo sacar adelante aquello. La temporada, acababa obligatoriamente el último día del Carnaval. Faltaban dos semanas y aunque habían trabajado rápido, “Il Barbiere”, iba retrasado: los ensayos no eran suficientes para hacerse con la obra y se corría la posibilidad de un rotundo fracaso.
Don Basilio |
Para colmo de males, la que iba a hacer de Rosina, Elisabetta Gafforini, estuvo dudando del papel hasta última hora, para, finalmente, abandonar. Se la sustituyó, en el último momento, con Geltrude Righetti-Giorgi. Todos estos sucedidos, desesperaban al empresario, que se lamentaba así en una carta: “Yo llevo una vida como para sacar sangre por la boca, y una vida tal que no la quiero volver a llevar en mi vida. Su Excelencia entenderá lo que quiere decir poner en pie una obra musical de dos actos en ocho días. Son cosas que no se comprenden si no se está metido dentro, y que en la primera función no las calculan los indiscretos de los que Roma está llena. Yo les he puesto el cuchillo en la garganta a todos para que la obra vaya a escena el miércoles [….] Lo que es seguro es que el tener que hacer las cosas de este modo, ensayos, escenas, decorados y todo a golpes de tambor, es algo que no me gusta nada. Y el resultado será poner la obra de modo indigesto, con los actores sin aliento, y si la ópera funciona, o se queda a medio camino o se hunde, entonces, todos gritan contra mí. Ayer por la noche, después de haberme fatigado todo el día, me estuve desde la una de la noche, hasta las cinco para ensayar la ópera, y estar sobre un escenario, con este tipo de frio, parece como si estuviésemos en la cima del Moncenisio, de modo que Rossini, la “prima donna”, el tenor y todo el mundo, no hacíamos más que temblar, y yo he vuelto a casa congelado, que he necesitado más de una hora para calentarme.”
Los personajes |
La desesperación del pobre empresario, tuvo como resultado que, a consecuencia de un colapso, falleciera el 16 de febrero, con cuarenta y cuatro años. El teatro quedó en manos de un sustituto, que se encargó de acabar la temporada del mejor modo posible. Por fin, el 20 de febrero de 1816, debutó “Il barbiere di Siviglia”. La función resultó un fiasco. Aunque no está verificado, pudo ser una claque de los seguidores de Paisiello. Aunque también podía haberse estropeado el estreno, por una serie de elementos que se confabularon en contra. Sin olvidar, la envidia a que daba lugar el joven compositor, moderno famoso y, para algunos, demasiado atrevido.
Stendhal |
Cuando se produjo el estreno de “El Barbero”, Stendhal, el prestigioso novelista francés, publicó, en prensa, una reseña, exagerando lo ocurrido, como era su habitual costumbre. Es, sin embargo, la versión que más ha prevalecido, por lo morboso del asunto. Pero la cantante, Geltrude Giorgi-Righetti, que fue la primera Rosina aquella noche, al leerlo, se enfadó tanto, que ella misma se encargó de hacer otro escrito. Todo el mundo considera que, la descripción del estreno de la Giorgi-Righetti, es más realista y, por tanto, debe aproximarse más a la verdad. Es ésta, precisamente, la que he pillado por la red, pero no está completa, aunque merece la pena leerla y por eso la pongo:
Caricatura |
"Al llegar la hora de comenzar la función de estreno en aquella noche del 20 de febrero de 1816, apareció Rossini vestido con su elegante chaqueta color avellana con botones dorados, se sentó al piano y levantando la mano dio paso a los primeros compases de la ópera. La cosa comenzó cuando el gran tenor Manuel García, en su papel de Conde Almaviva, se quiso acompañar con la guitarra para cantar la famosa serenata. Como quiera que se demoró algo en afinarla, se produjeron las primeras burlas en voz alta; le siguieron risas y comentarios de los graciosos de turno, cuando Fígaro cantó la, después famosa, cavatina; el dúo de Rosina y Fígaro fue “reventado”; numerosas e insistentes imitaciones de maullidos, acompañaron el magnífico y largo dúo entre Fígaro y el Conde.
La cosa llegó a tal extremo, que en la escena final del acto primero, el griterío, fue tan ensordecedor, que no se podía escuchar a la orquesta ni a los cantantes. Cuando don Basilio, hecha a rodar toda su dignidad, al caer por una trampa, desapareciendo de escena, pueden imaginarse el jolgorio que provocó. Y aumentó de intensidad, cuando por el mismo agujero, salió un gato negro que cruzó la escena".
Escena |
La descripción que hace la cantante, tiene toda la apariencia del clásico pateo a cargo de una minoría violenta y es tan antigua como el teatro. A los espectadores que cobraban por aplaudir o reventar una obra (a voluntad del que pagaba), se les llamaba Clac o Claque. Estamos pues, ante alguien que pagó para hacer fracasar la obra. Sí, pero ¿Quién? Pues probablemente el que compuso el otro “Barbero”, (Giovanni Paisiello). Puede que hubiera otras circunstancias, ya comentadas, pero son menos probables.
Stendhal, siempre tan sensacionalista con Rossini, habla de cosas que la mezzosoprano Righetti-Giorgi, nunca llegó a confirmar en su escrito, como por ejemplo:
1. La ruptura de una cuerda de la guitarra del tenor, Manuel del P. Vicente García, sevillano, que debía cantar una serenata de tema andaluz, que él mismo compuesto. La Righetti-Giorgi, solo habla de que tardó en afinar la guitarra.
2. El bajo Zenobio Vitarelli, tropezó accidentalmente por detrás del escenario y fue a dar, de bruces, contra el suelo, por lo que tuvo que cantar su Aria de “La Calumnia” con la nariz sangrando y un pañuelo para contener la hemorragia. La Mezzosoprano sólo habla de un tropezón y no cita ni la hemorragia ni el pañuelo.
Las risas que provocó la afinación de la guitarra (o la rotura de la cuerda), no dejaron apreciar la serenata. Cuando Rosina aparece, por primera vez, en la ventana, le dice al tenor: “Sigue, sigue así”, referido a la canción. Pero esto provocó una nueva hilaridad. El público, acostumbrado a que se cantara lo que se llama “Aria de salida”, no comprendió porqué Rosina no la cantó. Un gato negro cruzó el escenario (los italianos son supersticiosos). En el concertante final del primer acto, cuando dicen “Quest’avventura, quest’avventura, ah como mai finirà (Esta aventura, esta aventura, ah como diablos terminará)”. Justo en ese momento, un gracioso del anfiteatro, dijo: “Esto es el funeral de don Coglione (las iniciales del Duque Cesarini)”.
Figaro |
El público se sumó al escándalo, sin atender a la ópera. Como dice la mezzosoprano, el segundo acto, debió de transcurrir en una oleada de silbidos, gritos, bromas y risotadas. Rossini, inmutable, esperó a que viniera la calma. Luego se fue una vez finalizado todo. La mezzosoprano y algunos amigos, le buscaron para intentar consolarlo. No hizo falta: le hallaron profundamente dormido. Pareció que el fracaso no iba con él. Al día siguiente, Rossini fue al teatro, rompió la obertura de “temas españoles”, que había compuesto el tenor García, así como la serenata, sustituyendo la primera por la Obertura de “Aureliano in Palmira” y creando una nueva serenata. Solicitó no acudir al teatro ese segundo día, en previsión de lo que pudiera pasar.
La función del día siguiente, transcurrió con normalidad y la obra fue aplaudida generosamente. Al terminar, se formó una procesión, con antorchas encendidas, que fue a buscar al maestro a su casa. Pero Rossini, creyendo que iban a quejarse de la ópera, se buscó un escondite. Les resultó difícil hacerle comprender que estaban celebrando su éxito. Así fue como pasó “Il Barbiere di Siviglia”, del más escandaloso fiasco al triunfo más lisonjero. Desde entonces, esta ópera, no ha parado de cosechar prestigio.
7.- ¿POR QUÉ?
Gioachino Rossini, forma parte del quinteto de compositores, más famoso de Italia, en el siglo XIX (los otros cuatro son Bellini, Donizetti, Verdi y Puccini). Probablemente, estos cinco, sean también, los más representativos del género de ópera a la italiana. De todos ellos, Rossini es el mayor en edad, y el primero que hizo evolucionar el género, dejando marcado el camino a seguir por los demás. Tuvo mucho éxito en vida tanto de público como de críticos, lo que le supuso fama, popularidad y riqueza. Con apenas dieciocho años, estrenó su primera obra. La notoriedad le llegó muy pronto: a los veintiuno. Se debió a dos óperas emblemáticas (Tancredi y L’italiana in Algeri). Esto confirmó, que estábamos ante el compositor más importante de la península itálica, el más buscado, el más idolatrado y el más remunerado.
Guillermo Tell y su hijo |
Pero el temprano éxito, exigió de él un gran esfuerzo para atender todas las peticiones de los empresarios. Como los compositores de la época, tuvo una existencia errante, de teatro en teatro, para completar y revisar las representaciones de sus óperas. A la temprana edad de treinta y siete años, después de estrenar su obra número cuarenta (Guillermo Tell), decidió no componer más óperas, tras casi veinte años de actividad febril. En los treinta y nueve años que restan, cesó su actividad en los teatros. Pero eso no quiere decir que abandonara la composición. No fueron pocas las piezas musicales que creó, en bastantes casos, para su propio deleite (se calculan unas ciento cincuenta).
Pero de cualquier modo, no se conocen bien las causas que le motivaron a quedarse en silencio compositivo tan largo tiempo. Hay múltiples interpretaciones sobre el asunto. Vamos a ir considerando algunos supuestos, los cuales, como siempre, resumo a continuación:
1. Hartazgo de su vida artística
2. Desengaño por el estreno de “Guillermo Tell”
3. Rechazo a las nuevas tendencias románticas
4. La competencia de Bellini y Donizetti
5. Problemas de salud
6. Ruptura de relaciones con su mujer
7. Cambio estético en el público
8. Pereza
En cualquier caso, había acumulado una fortuna, suficiente para poderse dedicar a la vida placentera y la comida. Pero creo que la hipótesis más razonable es la de pensar que rechazaba con vehemencia las nuevas ideas estéticas del romanticismo. El nuevo pensamiento, se iba imponiendo con fuerza, provocando una renovación, en el gusto de la gente. Y, sin embargo, Rossini, fue uno de sus precursores. Sencillamente pienso que, el camino emprendido con “Guillermo Tell”, después de empezado, no acabó de gustarle. Ya anciano, manifestó: "Después de Guillermo Tell, un éxito más en mi carrera no añadiría nada a mi renombre; en cambio, un fracaso podría afectarlo. Ni tengo necesidad de más fama, ni deseo de exponerme a perderla".
8.- Nuevo Método
Este gran italiano, además de ser recordado por su música, su arte culinario y su campanuda gracia, parece que inventó un nuevo método para el piano. Así se deduce de este liviano chascarrillo, que nos sirve para empezar.
Rossini, sentado al piano, intentaba tocar la partitura de “Tannhäuser” ante los amigos. Uno de ellos advirtió que había puesto la partitura al revés y le preguntó:
Ω ¿La pones al revés?
Ω Sí, lo pruebo así. Antes, la he tocado al derecho, y me ha parecido peor.
PD: Dentro de la música italiana del XIX, Richard Wagner, no tuvo predicamento hasta la llegada del verismo (último tercio de dicho siglo). Por tanto, al menos, Rossini y Verdi, no eran adictos a esa música. Valga una opinión del cisne de Pésaro, sobre “Tannhäuser”: “Esta obra, se debería escuchar más a menudo para poder juzgarla mejor, pero yo no la voy a oír por segunda vez”.
9.- Infundio
Rossini ganó un pavo trufado. Era el precio que tenía que pagar el perdedor, por una apuesta, de la que salió vencedor. El compositor, harto de que le diera largas, el que tenía que financiarle el exquisito bocado, se decidió a ir a verlo y reclamárselo.
Ω Oye, ese famoso pavo, ¿cuándo se come?
Ω Sabe, Maestro, no es todavía la estación de las trufas de primera calidad.
Ω Que no, que no. Eso es una falsa noticia, que difunden los pavos, para no hacerse rellenar.
PD: Esta afición por la gastronomía debe ser característica del hombre italiano. Este caso, es muy conocido. Pero hay otro, que en pocos sitios se comenta. Me estoy refiriendo a Giuseppe Verdi y sus, más que pinitos, en la cocina.
10.- Concentrado de viña
En 1864, el Barón Rothschild le regaló a Rossini, unos racimos de las maravillosas uvas de sus invernaderos. Recibió la siguiente respuesta de agradecimiento:
Ω Gracias. Su uva es excelente, pero no me gusta mucho el vino en pastillas.
El Barón, entendió la alusión. Le hizo tanta gracia este divertido comentario, que le envió enseguida un tonelete de su mejor Chateau-Lafitte.
PD: Rossini, en París, llevaba una activa vida social y gastronómica. Vivía con desahogo, gracias a los derechos de autor y los ahorros que supo administrar, asesorado por Alejandro María Aguado, banquero español. Entre sus amistades, se encontraba el hombre más rico de la época, el Barón Rothschild, famoso por sus viñedos y bodegas de excelente calidad. James Mayer de Rothschild (1792/1868), fue un banquero, fundador de la rama parisina de la familia. Château Lafite, es una viña, ubicada en Burdeos, propiedad de esa saga. El nombre, de origen gascón, significa "pequeña colina".
11.- Sardinas en exclusiva
El compositor Alberto Lavignac, conocía perfectamente los vicios de Rossini. Le regalaba, de vez en cuando, una docena de las deliciosas sardinas que se pescan en el Golfo de Gascuña. Hasta que un día, le dijo el Maestro:
Ω Por favor, no me mande estas cosas el sábado: hay siempre mucha gente a la mesa. Yo, cuando recibo las sardinas, quisiera comerlas sólo. Pero como soy tan buen marido, tengo que regalar una a Olimpia, mi esposa.
PD: Alberto Lavignac (1846/1916), pedagogo y musicólogo francés, autor de numerosas obras de didáctica musical. En 1902, inició la publicación de, “La Enciclopedia de la música” y el “Diccionario del conservatorio”, concluidos bajo la dirección de Lionel de La Laurencie, fundador de la Sociedad Francesa de Musicología.
12.- Genio y Figura
Tengo una muestra evidente de lo mucho que se han mixtificado, cambiado, o inventado, los sucedidos rossinianos. Es una misma anécdota, con dos versiones, bien distintas.
Versión nº. 1: Un día de invierno, Rossini estaba en Venecia, componiendo el "duetto" de la ópera "Il Signor Bruschino". Se encontraba en la cama, porque hacía mucho frío. No tenía ánimos para levantarse a encender la chimenea. De pronto se le cayó una hoja escrita. No se molestó en recogerla: escribió otra. Al entrar alguien en la habitación, pidió que se la recogiera y, de este modo, la recuperó. El contenido musical lo incluyó, luego, en otra parte de la misma ópera.
Versión nº. 2: El Maestro escribía, a menudo, en la cama. Un día que estaba componiendo acostado, recibió la visita de un empresario. En el suelo había unas hojas de música. El empresario, muy amable, se agachó y las cogió. Antes de hacer intención de entregárselas, por curiosidad, les hecho una ojeada. Era la partitura de un aria completa de factura excelente. Cuando le iba a dar las páginas, Rossini dijo que no le hacían falta. Por no agacharse a cogerlas, prefirió escribir otra pieza, que él creía que todavía era mejor.
PD: Es mucha la fama de vago de Rossini, no se sabe bien si por leyenda o realidad. Desde luego, su producción musical es considerable, de modo que por ese camino, no se justifica su gandulería. Parece que sufría un trastorno nervioso, cuyo principal síntoma era el cansancio. El simple hecho de agarrar un lápiz, era todo un suplicio para él. Si esto fuera cierto, se justificaría un poco su actitud.
13.- Recetas universales
Rossini era una persona de buen carácter y de muy buen comer. Le encantaba el arte culinario. Le causaba placer cocinar e inventar platos, con los que agasajaba a sus amistades. Fue uno de los gastrónomos, más reputados de su tiempo. Los “canelones Rossini” y el “tournedó Rossini (tapa de champiñones con salsa al jerez sobre pan de molde)”, fueron platos de su invención.
PD: Como ya se ha dicho, Rossini, además de tener muy buen gusto en su paladar, también era un excelente cocinero. Apuntan que le gustaban mucho los macarrones. Parece ser que perdía el sentido, por el paté de pollo con cangrejos a la mantequilla.
14.- Cinismo contra pereza
Gioachino Rossini, fue invitado, por un conde, a pasar unos días en su castillo. Era el día siguiente a la llegada. Sonaban las once de la mañana, y el aristócrata le esperaba para desayunar. En su habitación, el músico no daba señales de vida. Cansado de tanto esperar, el conde, llamó a la puerta y dijo:
Ω Discúlpeme si le molesto. Pensé que quizás usted no sabía la hora que es.....
Ω No, no me molesta. No crea que estaba durmiendo. Soñaba un poco. O, mejor dicho, meditaba. Tengo esta costumbre: a la mañana pienso y pongo en orden mis ideas. En una palabra, ¡trabajo!
Al día siguiente, se oyeron las doce campanadas del mediodía. De Rossini no se sabía nada. El conde, estaba ya muy mosca, por la explicación del día anterior. Volvió a la habitación del músico y le despertó con estas palabras:
Ω ¡Pero, mi amigo! ¡Usted trabaja demasiado!<>
PD: Es notoria la facilidad de Rossini para componer. Tenía una capacidad asombrosa. Esto jugaba siempre a su favor. Por eso, no se preocupaba demasiado en cumplir los plazos. Si, en un momento dado, el empresario lo exigía, arrimaba el hombro y despachaba la ópera, en un tiempo increíble. Siempre tenía la opción de acudir al auto-préstamo. He encontrado que, lo que más le inspiraba, “era el stress del copista esperando, y los gritos del empresario arrancándose los cabellos”. No tengo referencia ni a favor ni en contra.
15.- Amor teutónico
El parecer de Rossini sobre “Lohengrin”:
Ω En su música hay momentos bellísimos, pero también malos cuartos de hora.
También opinó de Wagner:
Richard Wagner |
Ω Desde luego, no dudo que es un genio, pero no comprendo a una nación, que a causa de Wagner, haya podido olvidar a un Mozart.
PD: Aun cuando se considera falsa, vamos a relatar una historia inventada, ya que se refiere al tema: “Un admirador de Wagner, preguntó a Rossini, qué pensaba de la obra del alemán. Como respuesta, el italiano lo invitó a comer. Le ofreció un platillo que llamó “‘Turbot à l’allemande”. Consistía en una salsa sin pescado. La falta del ingrediente principal, tenía la intención de sugerir que la música de Wagner carecía de la parte más vital: la melodía. Esta historia apócrifa molestó mucho a Rossini”.
16.- Secuestro
Volvemos a tener dos versiones de una misma anécdota, aunque, esta vez, no hay mucha discrepancia. La segunda, es un escrito del propio compositor.
Versión nº. 1: En 1816, el empresario Barbaja le contrató, por 15.000 francos, para que creara dos óperas al año. Rossini propuso “Otello”. El músico estuvo seis meses viviendo en casa del empresario, sin escribir una sola nota. Barbaja, harto de la situación, ordenó que encerraran al Cisne de Pésaro, con sólo un plato de macarrones hervidos y una jarra de agua.
La misma anécdota, escrita por el propio Rossini, en estos términos:
Versión nº. 2: “Compuse la Sinfonía de mi ópera "Otello" en una Buhardilla del Palacio Barbaja, donde el más feroz y más calvo de los empresarios, me había encerrado a la fuerza. No me suministraba otra cosa que, un plato de tallarines, con la amenaza de no dejarme salir de la habitación, hasta que no hubiese escrito hasta la última nota
PD: Esta y, la anécdota de Temistocles Solera con Giuseppe Verdi, son las dos más sonadas de la historia de la música, en cuanto a secuestros, claro está. Solera, tenía una gran corpulencia. Fue el libretista de “Nabucco”. Cómo le ocurría a Rossini, era muy despreocupado. Verdi le venía pidiendo que le hiciera un himno. Iba pasando el tiempo y no lo hacía. Verdi, que cuando se enfadaba era de temer, no le importó que Solera le doblaba en complexión. No le dejó salir hasta que hubo terminado los versos. Era el “Va pensiero”. Años después, Verdi confesó que temió por su integridad.
17.- Sin Servir a la milicia
La ópera "La Piedra di Paragone" sirvió a Rossini para no cumplir el servicio militar.
El Virrey no quiso:
Ω asumir la responsabilidad de exponer a las balas enemigas, una existencia tan preciosa
PD: Durante la primera mitad del siglo XIX, la península itálica, no estaba constituida, todavía, en nación. Era un conglomerado de estados independientes, sobre los que ejercían su autoridad, entre otros, los austríacos, el Papa y los españoles. La milicia era forzosa de acuerdo al siguiente texto: "el servicio militar es obligatorio, para todos los varones físicamente convenientes". En tiempos de Rossini era costumbre que, a los destacados en alguna actividad artística, les libraran de esta carga. No creo sea el único caso. Pienso que Verdi, tampoco lo hizo. Y seguramente habrá más.
18.- ¡Capador!
Estando Rossini en un negocio de música, vio llegar al maestro Giacomo Panizza, excelente concertador de óperas, pero que tenía la manía de hacer en ellas grandes "cortes" por cualquier pretexto. El músico, que conocía esta afición, hizo, ostentosamente, el acto de proteger sus partes pudendas, exclamando:
Ω ¡Pongámonos en guardia!".
PD: Giacomo Panizza (1804-1860) fue director del Teatro alla Scala, de Milán durante trece años, tiempo en el que compuso dos óperas y trece ballets.
19.- Falsa impresión
Un amigo de Rossini, mostrándola un retrato de Meyerbeer, le hizo exclamar:
Giacono Meyerbeer |
Ω Éste no puede ser Meyerbeer
Ω ¿Por qué?
Ω Porque Meyerbeer trabaja siempre y aquí está con los brazos cruzados
PD: Giacomo Meyerbeer (1791/1864), compositor alemán afincado en Francia, fue muy influyente en el Paris de la época de Luis Felipe de Orleans y del Segundo Imperio. Su estilo operístico, hoy nos suena a hueco y pomposo. Sin embargo, influyó en el primer Wagner y también en Verdi.
20.- ¡Qué joven!
Un joven Rossini |
Rossini nació el día 29 de febrero de 1792. Era un año bisiesto. En 1864, un cronista le preguntó:
Ω ¿Cuántos años tiene?
Ω Dieciocho, respondió.
PD: La respuesta se justifica por: 1864 (año en el que estaban), menos 1792 (año nacimiento de Rossini), hacen 72 años reales. Que divididos por 4 (año bisiesto), serán Dieciocho Años Bisiestos.
21.- ¿Entero o Capado?
Los personajes de el Guillermo Tell |
“Guillaume Tell”, última ópera de Rossini, se estrenó en el Teatro de la Ópera de París el 3 de agosto de 1829. La obra tuvo un éxito de los llamados “de estima”. Poco tiempo después del debut, a causa de su extensión, el teatro comenzó a fragmentaria, provocando el desagrado de Rossini. En una ocasión, el Maestro se encontró con el director de la Ópera y éste le dijo:
Ω Maestro, esta noche daremos el segundo acto de vuestro ‘Guillaume Tell’.
A lo que Rossini respondió con su característico humor irónico:
Ω ¿De veras? Pero, ¿se dará todo entero?
PD: La ópera “Guillermo Tell”, recorrió Europa, pero, casi siempre, amputada. Grandes músicos reconocieron su valor: Vincenzo Bellini, la consideraba su “Biblia Musical”. Es el camino por el que se llegó a la ópera del romanticismo.
22.- Empacho de risa
Año 1994, en los ensayos generales del teatro Cervantes de Málaga. Se trataba de un “Barbero”, con Carlos Álvarez, haciendo de Fígaro. Avisaron que el público asistente, debía de permanecer callado, ocurriese lo que ocurriese. Era el acto II con la lección de música. Tras cantar Bartolo una breve cancioncilla, se pone a bailarla con Rosina.
En ese momento, entra Fígaro y, sin ser visto por Bartolo, hace el cambio con Rosina. Bartolo se enfada y dice:
Ω ”Bravo signor Barbiere, ma bravo (Muy bien señor barbero, pero que muy bien)”
A lo que Fígaro le responde:
Ω "E, niente a fatto, scusi, son debolezze (Ah, no es nada, perdone, son debilidades)"
Al joven barítono, le entró un ataque de risa y se repitió la escena ¡una docena de veces! Risa que contagió a cantantes, músicos, director...A todos ¡Carlos decía que ya estaba bien, que se había calmado! Empezaban y ¡vuelta a reír!
PD: Carlos Álvarez Rodríguez (nacido en 1966), barítono malagueño que, además de escenarios internacionales, ha destacado en producciones en el Teatro Real de Madrid. Canta ópera, pero, también, zarzuela.
23.- Envenenador tranquilo
Después de la muerte de Mozart, se ha sugerido que Salieri lo asesinó, por razones profesionales, utilizando un veneno de acción lenta. Un día Rossini, se encontró con Salieri. Y le espetó, en son de broma macabra:
Ω Beethoven ha tenido suerte, ya que su instinto de supervivencia, lo llevó a evitar cenar con usted. De otra forma pudo haberlo enviado al otro mundo, como hizo con Mozart".
Salieri replicó, inmutable:
Ω ¿Tengo yo aspecto de envenenador?
PD: Antonio Salieri (1750/1825), compositor que pasó, la mayor parte de su vida, en la Corte Imperial de Viena, donde fue Maestro de capilla. Músico de valía y dotado de talento. Salieri ha unido su nombre al de Mozart, atribuyéndole el envenenamiento del compositor de Salzburgo, sin pruebas evidentes de que lo hiciera. Es uno de los muchos casos sin resolver, que tiene la historia.
24.- ¡Cuidado con la alegría ajena!
Meyerbeer |
Rossini y un amigo cantante paseando por París. Se encuentran con Meyerbeer. Tras un amistoso saludo, el autor de “Los Hugonotes”, pregunta:
Ω ¿Qué tal se encuentra, maestro?".
A lo que Rossini responde
Ω Siendo sinceros me encuentro mal. Este mundo ya no me motiva y estoy pensando muy seriamente en abandonar mi carrera
Meyerbeer, afligido, lo anima y se marcha con una sonrisa en la boca. Cuando éste se hubo alejado, el cantante le dice al compositor:
Ω Pero bueno, no tenía ni idea de que te encontrabas tan mal. ¿Por qué no me lo has dicho?"
A lo que Rossini responde:
Ω ¡Qué va! ¡Si yo me encuentro perfectamente! Pero si no le hubiera dicho a Meyerbeer que iba a retirarme se hubiera ido con un enfado de narices".
PD: Meyerbeer, tuvo sus grandes éxitos en Francia. Antes de ubicarse en París, inició su carrera en su Alemania natal, pero no despertó interés. Pasó, entonces, a Italia, en 1816. Compuso seis óperas en estilo italiano. La última, llegó a ser, realmente famosa (Il crociato in Egitto- El cruzado en Egipto- 1824). Por el éxito de esta ópera, se le dio la oportunidad de estrenar en París.
25.- Socarronería
Una noche, al salir de un concierto al cual acababa de asistir el compositor, se acercó una señora.
Ω Maestro –le dijo–, ¡finalmente puedo contemplar esta cara genial, que solo conocía por retratos! No se puede equivocar: Ud., tiene en el cráneo la joroba de la música.
Ω –¿Y qué me dice de ésta, señora? –Contestó Rossini tocándose la barriga– Ud. no puede negar que sea aún más visible y desarrollada. Y es cierto que mi verdadera joroba es la gula.
PD: Rossini, a edad avanzada, fue un viejo picarón muy dado a los juegos verbales y otras cosas difíciles de contar. No obstante, sigue siendo, incluso entonces, un compositor sólido, cuya producción no se agota en el género bufo, aunque sea el apartado, donde luzcan mejor sus habilidades.
26.- Beethoven
En un famoso encuentro con Ludwig Van Beethoven, durante la visita de Rossini a Viena, en 1822, el genio de Bonn, al terminar la conversación, dijo a Rossini:
Ω Sobre todo, componga usted muchos Barberos
Refiriéndose, claro está, a la más afamada partitura del músico
PD: La opinión que a Rossini, le merecía Beethoven, queda muy bien reflejada en estas otras dos anécdotas, con las que se cierra el tema rossiniano. Ahí va la primera:
En cierta ocasión le preguntaron a Gioachino Rossini:
Ω ¿Quién es el más grande de los músicos?
Ω Beethoven —respondió
Ω ¿Y Mozart? —insistió quien preguntaba
Ω ¿Mozart? —dijo Rossini— ¡Ah, Mozart es único!
La segunda es un pensamiento de Rossini sobre varios compositores:
Ω Beethoven me conquistó dos veces por semana
Ω Haydn cuatro,
Ω Pero Mozart, lo hacía todos los días
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