lunes, 9 de mayo de 2011

EL CASO MOZART

Mozart Vs, Salieri
Hoy vamos a hablar del genial Wolfgang Amadeus Mozart. Trataremos de comentar aspectos relativos a la muerte prematura del compositor, ocurrida el 5 de diciembre de 1791, en plena juventud, a la edad de treinta y cinco años. Como es ya sabido, aunque vivió poco, dejó una producción abundante, que pasa de las seiscientas composiciones.

Su defunción, inesperada, ha dado lugar a muchas especulaciones, y creo que seguirán por mucho tiempo. Hay opiniones que piensan murió por causas naturales. En este caso, se trata de descubrir la enfermedad que le llevó a la tumba. Existen, al respecto, muchas teorías, más o menos científicas. Otro misterio por resolver: ¿donde fue sepultado y que ha sido de sus restos? Pero lo que más alimenta el morbo de la historia, es su posible asesinato con veneno, atribuido al músico Antonio Salieri.

No se ha encontrado su enterramiento,  porque se hizo en una tumba anónima. Carecemos, por tanto, de cualquier resto que identifique con seguridad al músico. Son demasiados años los que han pasado (nada menos que doscientos veinte). Parece evidente que, es prácticamente imposible, llegar a la verdad en cuanto al lugar de la fosa y la causa de la muerte. Es tan difícil, o quizás más, pronunciarse sobre el envenenamiento. No hay nada donde agarrarse: todo son conjeturas.

Pero esto no importa. Hablemos del asunto. Así aumentará su mito. Con el tiempo, van surgiendo hipótesis diversas. Algunas con buen fin. Pero otras, simplemente, buscan notoriedad. A resumirlo vamos. Y de paso, se aprovecha para hablar de su carácter y enfermedades. No es fácil. Hay demasiados datos. Y la miscelánia demanda un espacio breve para que sea de fácil lectura. Bueno, por una vez, bien podemos extendernos algo más. El tema lo he dividido así:

  1. Aspecto y Personalidad
  2. Antecedentes médicos.
  3. La muerte
  4. El entierro.
  5. Causas probables del fallecimiento.
  6. Teoría del envenenamiento.
En nuestros días, se encontró un “teórico cráneo” de Mozart. Le hicieron el ADN, comparándolo con unos “teóricos familiares”. Según declararon, eran una sobrina y una abuela materna. Suponemos que investigarían previamente su genealogía. Las pruebas fueron negativas. Ninguna de las dos féminas tenía relación con la calavera. Tampoco existía parentesco alguno entre las dos mujeres. Pertenecían a familias distintas.

Mozart niño
Aspecto y Personalidad
De niño, Mozart fue una criatura delicada. Ya de adulto, su aspecto físico fue descrito por el tenor Michael Nelly: «un pequeño hombre, notable, muy delgado y pálido, con una prominente cabellera de pelo claro, por la que se mostraba muy vanidoso». También, Franz Xaver Niemetschek, uno de sus primeros biógrafos y segundo marido de la viuda del salzburgués, escribió: «no había nada especial en su físico. Era pequeño y su semblante, excepto sus ojos grandes e intensos, no mostraba ningún signo de su genio».

Por otras descripciones, se sabe que presentaba un rostro corriente, marcado de viruelas, en el que resaltaba una gran nariz. Sus ojos eran grandes y claros, de color azul intenso. Lucía una abundante y espesa cabellera, de pelo fino y color trigueño, recogido en una cola. Sus manos eran de mediano tamaño, con dedos largos y finos, y su boca era pequeña.

Maria Anna, su hermana
En la oreja izquierda tenia una  malformación congénita que se tapaba con el cabello. Era bastante torpe en la manipulación de objetos. Le gustaba la ropa elegante. Respecto a su voz, Constanza, su viuda,  escribió que «era un tenor, bastante suave en la oratoria y delicado en el canto».

Tenía un carácter infantil y aniñado. Poco responsable, tomaba sus decisiones a impulsos. Un texto de su hermana Maria Anna, dice: “Exceptuando su música, siguió siendo un niño, y ésta es la característica principal del lado oscuro de su personalidad: siempre precisó un padre, una madre o alguien que velase por él; era incapaz de administrar el dinero; se casó, contra la voluntad de su padre, con una joven que no era en absoluto adecuada para él, y de ahí el gran desorden que hubo en su hogar durante y después de su muerte”.

Antecedentes médicos
Una vez más, son los parientes y amigos, las fuentes que describen su patología, en escritos y observaciones varias. De niño padeció muchas enfermedades (viruela, amigdalitis, bronquitis, neumonía, fiebre tifoidea, reumatismo y periodontitis). La viruela le dejó marcado el rostro.

Desde pequeño fue hiperactivo. Sólo la fuerte disciplina del padre, consiguió centrarle en la música. En su primer viaje, sufrió una importante infección de garganta. Esto provocó un eritema nudoso, que volvería tres años después.

Mozart adulto
En su estancia londinense, empezó con una serie de muecas y movimientos involuntarios en piernas y manos. Siempre estaba en actividad. Jugaba continuamente con cualquier objeto que llevara en sus manos. De las muchas cartas que se conservan, en treinta y nueve se encontraron términos malsonantes, como “caca”, “culo” y “pis”.

Leopoldo Mozart
su padre
Su cuñado señalaba que, cuando estaba ocupado,  hablaba desordenadamente y sin ilación. En estos casos, aumentaban en él las muecas y los gestos. Siempre tuvo dolor de estómago, problemas con la digestión y vómitos. A lo largo de su vida sufrió ataques de fiebre reumática. Jugaba dinero al billar, y sobre todo, a las cartas, mostrándose como un ludópata compulsivo.

Recientemente, Antonio Castillo Ojugas,  Profesor Emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, aseguró que Mozart padecía el “Síndrome de Tourette”, trastorno neurológico hereditario, caracterizado por la emisión involuntaria de tics de distinto tipo y complejidad, en el hablar y en los movimientos. Dice, además, que iban asociados a fases obsesivo-depresivas y que le considera un hiperactivo en su esfera psíquica. Siendo ya mayor, estos síndromes le desaparecieron en parte.

La muerte
Estando próximo su final, a su regreso de Praga en Octubre de 1791, se sentía débil de salud, fatigado, sin apetito y algo hinchado. Un mes antes de su óbito, tuvo que acostarse con fiebre, después de dirigir un concierto. Tenía los pies y las manos inmovilizados y con mucho dolor. El 19 de noviembre de 1791, estando con sus amigos en la taberna "La Serpiente de Plata", sufrió un cuadro vascular-cerebral agudo, con pérdida de conocimiento. Se repuso en pocas horas, pero esto no le permitió ya, salir de casa.

Los últimos días del compositor, se conocen con detalle, por la minuciosa relación que hizo Sofía, su cuñada más joven. Según ella, Mozart notaba como disminuían sus fuerzas. Pero participaba con toda lucidez del mundo que lo rodeaba. Estaba  obsesionado por el encargo que le habían hecho de un Requiem. Trabajó en él sin descanso.

Visión romántica de su muerte
La víspera misma de su muerte, fueron a casa algunos amigos para interpretar fragmentos de esa misa. Los cuidadores de Mozart en su enfermedad, fueron los doctores, Nicolaus Closset y Mathias Edlen von Sallaba, además de los miembros de la familia de su esposa, con quienes tenía una estrecha relación.

El mismo día de la muerte, 5 de diciembre de 1791, el compositor perdió el conocimiento. Pero cuando el médico ordenó ponerle compresas frías sobre la frente, reaccionó y, sin recobrar del todo la consciencia, “sus labios murmuraban el sonido de los timbales del Requiem”, escribió Sofía. En esa madrugada, Mozart falleció. Fue amortajado según el ritual masónico (manto negro con capucha).

El entierro
Con su enterramiento, en el cementerio de San Marx (Marcos) de Viena, surge la primera polémica respecto al genio. Sí, porque dicen algunos, que fue inhumado en “una fosa común”, otros, que en una “tumba comunitaria simple” y, unos terceros, que en “una sepultura”, sin mayor especificación.

Lugar donde se cree
que estuvo, aproximadamente
la tumba
Las dos primeras opciones, pueden justificarse por los pocos recursos de Constanza, su mujer, que aceptó la alternativa más barata. En estos enterramientos, se almacenaban los cuerpos en hileras, cubiertos con capas de cal. No existía ningún registro escrito de estas operaciones. Se apunta que un amigo íntimo de la familia, dijo a su esposa, que debía poner una cruz marcando el sitio. Ella contestó que era asunto de la parroquia.

Según la tercera opción, “sepultura”, que podemos suponer fuera individual, la causa de que se desconozca el lugar, se debe a que el enterrador no anotó el sitio exacto donde fue confinado, ni nadie se preocupó, en aquel momento, de averiguarlo. Cuando más tarde se quiso saber, ya no era posible.

Constanza, su mujer
Elíjase la alternativa que más convenza. Pero en este asunto, si que hay dos temas bastante claros: la despreocupación, inconsciencia o niñería  de Constanza, la mujer de Mozart y el ostracismo a que fue sometido el compositor por parte de su emperador Leopoldo II y los propios vieneses.
Constanza no despidió el cadáver, o por estar indispuesta, o porque era práctica habitual no acompañar el féretro, ambas cosas he leído. Pero su actuación en el sepelio, es claro que hizo imposible que se pudiera recordar el emplazamiento justo de la sepultura. En su segunda boda, Constanza visitó, diecisiete años después, el cementerio donde reposaba Mozart. Se enteró entonces de que no había manera de encontrar la ubicación del enterramiento.

Monumento a Mozart en Viena
Los vieneses, orgullosos, con razón, de su idealizado músico, han intentado localizarlo a través de varias exploraciones, que no han dado ningún  resultado. Sin embargo fueron estos mismos vieneses, con su emperador a la cabeza, los que, a mi modo de ver, no hicieron nada para buscarle un sitio digno y señalizado, donde pudiera reposar para la historia, el mayor compositor conocido.

Los tres ídolos de Viena
para los turistas
El tiempo que hacía la noche de la muerte y el consiguiente entierro, era suave y tranquilo y también malo con fuerte tempestad de viento y nieve. Escójase. No obstante, la segunda disyuntiva es más propensa a leyenda por el sentimiento romántico que conlleva el  despedir a un muerto en condiciones adversas.

El biógrafo Otto Jahn afirmó en 1856, que al entierro asistieron Antonio Salieri, Franz Xaver Süssmayr, Gottfried van Swieten, otros dos músicos más y unos pocos amigos. Al parecer, el día 10 de diciembre tuvo lugar una ceremonia en su memoria en la iglesia de San Miguel, sede de la Congregación de Santa Cecilia, institución a la que pertenecían los músicos de la corte. Se interpretaron fragmentos del Réquiem.

Causas probables del fallecimiento
Vamos a excluir de este apartado el envenenamiento, que también es causa de muerte, pues lo trato más tarde, de forma individual. Se sabe bastante de las enfermedades y la personalidad de Mozart. Pero muy poco de las causas de la muerte. En el acta de defunción oficial parece que ponía que había fallecido a causa de una «fiebre miliar aguda». Es una descripción insuficiente, demasiado amplia e inexacta. Nueva discrepancia: algunos afirman que no apareció el acta de defunción. Volvemos a encontrarnos en una encrucijada.

No hubo autopsia por el estado de descomposición del cadáver. El documento oficial que hubiera podido dar algo de luz al asunto, o es insuficiente en datos o no ha aparecido. En sustitución de la falta de información, se han propuesto, como causa de la muerte,  multitud de posibles teorías, algunas muy variopintas. Nos limitamos a enumerarlas sin desarrollarlas:

·Triquinosis
·Gripe
·Envenenamiento por mercurio
·Afección cardiovascular
·Un extraño achaque en el riñón
·Las prácticas médicas de la época
·Bronconeumonía
·Fiebre reumática aguda

La muerte en la película
A la última opción, fiebre reumática aguda, se acoge un mayor número de científicos. Por tanto, parece que tiene más credibilidad que las otras. Además, recientemente, Faith Fitzgerald, profesora de Medicina en la Universidad de California en Davis, ha realizado un estudio sobre el fallecimiento de Mozart.

Analizó todos los partes médicos de la época y las impresiones escritas por el propio músico, sus amigos y sus familiares. Su conclusión: murió por “fiebre reumática aguda”. Los síntomas descritos en diversos textos, confirman que tuvo tres o cuatro ataques de esta enfermedad durante su vida. Es recurrente, de manera que, cada vez, se manifiesta más intensamente.

Teoría del envenenamiento
En sus últimos días, el compositor confesó a su esposa Constanza que estaba seguro de que lo habían envenenado con agua Tofana (un famoso veneno de la época). En este mismo sentido, transcribimos parte de una carta de Mozart a su mujer, que estaba entonces en el balneario de Baden:  ”Siento muy claramente que me queda poco tiempo de vida. ¡No hay duda, alguien me ha envenenado! No puedo quitarme esta idea de la cabeza. ¿No te he dicho que estoy escribiendo un Requiem para mí mismo?”.

Antonio Salieri
El hijo primogénito, Kart Mozart, llegó a afirmar también que su padre había sido asesinado. Argumentaba que el cadáver no estaba rígido sino fláccido, y que se había descompuesto muy pronto.
Esto unido a la rapidez del proceso de muerte, le hacía pensar en un envenenamiento.

No puede pues extrañar que después de la defunción del compositor, se propagaran rumores sobre el particular. De todos ellos, lo que más ha intrigado a la posteridad, ha sido Salieri, en su relación con Mozart, y el consiguiente supuesto de homicidio. Los dos músicos fueron los más grandes compositores de Viena durante un periodo de diez años.

Casi todas las leyendas tienen detrás un fondo literario. Ésta también.  El tema, con Salieri como verdugo de Mozart, lo suscitó, por primera vez, el poeta ruso Alexander Pushkin, en una tragedia  teatral titulada “Mozart y Salieri”, de 1830. Lo hizo porque así le convenía a su discurso poético, no porque tuviera pruebas de lo sucedido. Es pues el primero que suscita el asunto de una manera, digamos “oficial”.

Nicolas Rimsky-Korsssakoff
Nikolái Rimsky-Korssakoff, compuso en 1898 una ópera, basada en Pushkin, con el mismo título. Mucho más reciente, Peter Shaffer escribió en 1979, la obra de teatro “Amadeus”. Se adaptó al cine por Milos Forman en 1984.

Todas estas obras, retoman la vieja leyenda del envenenamiento y cargan el muerto a Salieri. Con su poder mediático de convocatoria, la película trasmitió también la idea, de que el asesinato era cierto. Pero se trata solo- lógicamente- de una ficción cinematográfica, a pesar de que todos los espectadores salieran convencidos del homicidio.

En la trayectoria de Antonio Salieri, no se detecta causa alguna que fundamente el homicidio. Era italiano, nacido en Legnago, Véneto, en 1750. Estaba muy bien situado en la corte de Viena. Allí  trabajó durante veinte años, como maestro de capilla. Sus treinta óperas tuvieron un éxito espectacular.

Su ideal lírico era diferente al de Mozart: hacía un estilo de “gran ópera” a la francesa. Su valía como músico estaba más que probada. Poseía, además, mucho talento. Consumado diplomático, no desperdiciaba oportunidad para sacar partido a sus intereses.

Postal con la imagen de Mozart
La relación entre Salieri y Mozart, fue muy estrecha y compleja. Hubo momentos de colaboración máxima y otros donde los celos y las envidias fueron los protagonistas. Por ejemplo, Mozart y su padre Leopoldo, le acusaron del fiasco de "Las bodas de Fígaro". Pero Salieri estaba en Francia, ocupado con su ópera “Les Horaces”. Es dudoso que pudiera decidir el fracaso de un estreno a esa distancia.

Unos pocos días antes de la muerte, Mozart invitó a Salieri y su acompañante, a una representación de "La flauta mágica". Dijeron que "nunca habían visto un espectáculo más hermoso y agradable". La conducta de Salieri en esta última velada no sugiere que estuviera empeñado en aniquilar al  salzburgués.

Constanza, su esposa
Constanza, encomendó a Salieri la educación musical del segundo de sus hijos. Es evidente que no tenía ninguna sospecha, sino no lo hubiera hecho. Como razón aparente, no se encuentra ninguna para que Salieri tomara una medida tan drástica. Desde luego, si puede pensarse en la envidia, que nunca necesita razones para incrustarse en el corazón de los humanos.

Aunque, bien pensado ¿Envidia, de qué? Salieri estaba mucho mejor situado y, en ese caso, debería ser Mozart el que hubiera tenido envidia de él. ¿Tal vez, por ser mejor compositor? Puede, pero esa no era la opinión del público de su tiempo, que admiraba a Salieri por encima del salzburgués. De ser cierta la teoría de la envidia, solo podía anidar en el cerebro de Salieri por una fijación obsesiva.

Unos años después de la muerte de Mozart, sí que existió justificación para que Salieri envidiara, e incluso matara, a Mozart, si éste hubiera vivido. ¿Por qué? Las partituras del gran genio, día a día, se revalorizaban e interpretaban cada vez más. Las de Salieri, en cambio, cayeron muy pronto en el olvido y no es, hasta bien pasado el siglo XX, cuando se volvieron a estimar.

Al final de su vida, Salieri vio cómo su salud empeoró. Quedó ciego y trastornado mentalmente. Pasó, internado en un hospital los últimos años de existencia. En ese período, él mismo se acusó de haber dado muerte a Mozart. Hay un testimonio de dos de sus enfermeras que así lo afirma.

Monumento a Mozart
Sevilla
En un “cuaderno de conversación”, Beethoven, cuando se quedó sordo, escribió: "las cosas vuelven a ponérsele mal a Salieri. Está completamente desequilibrado. Se deja arrastrar por la fantasía, y cree ser culpable de la muerte de Mozart por medio de un veneno. Quizás sea verdad, puesto que así lo confiesa".

Sobre la declaración de culpabilidad de Salieri, está hecha en un estado de demencia senil y, por tanto, no se le debería dar crédito a todo lo que manifestó. Estas patologías obsesivas, casi siempre se apoyan en una base cierta. Pero elucubran sobre esa verdad, modificándola a su antojo para llegar a explicar aquello que desean. En este sentido, pudiera ser que Salieri, anciano y enfermo, tuviera, efectivamente, una base cierta: la mala conciencia de que había obrado con Mozart de un modo incorrecto, haciéndole el máximo daño posible. Pero ese daño seguramente no sería físico sino moral. Y en ello podría existir un punto de arrepentimiento. El asesinato estaría ya encuadrado como fruto de su enajenación mental.
Autógrafo de Mozart
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Estos son, más o menos, los datos. Me temo que, seguiréis pensando que Salieri es culpable. Y sin embargo, esto no acaba de ser plausible. Vuelvo a apuntar que, el italiano, era un artista de reconocida fama. Sólidamente instalado en su cargo. Cierto que intrigó contra Mozart y es posible que le hiciera daño. Pero su actuación no debió exceder los límites de lo razonable entre hombres civilizados. Aunque no sea del todo justificativo, la mayoría de especialistas desestiman el envenenamiento por ser una teoría trasnochada y sensacionalista.

Aislar la realidad de lo inventado: Ahí está la cuestión. En la historia de la humanidad, han existido personajes célebres o sucesos relevantes, en los que no es posible separar la verdad de la leyenda. Pasan entonces a constituirse en mitos. Creo que este es el caso de Mozart, el mayor genio musical conocido.

Ha contribuido  a aumentar su fama, el cúmulo de circunstancias especiales y extrañas que rodean su muerte. Seguramente, todas ellas fueron fortuitas. Pero siempre nos quedará la duda. Han transcurrido muchos años para que pueda resplandecer hoy la verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al margen de polémicas o contradicciones, parece que hay algo seguro en la muerte de Mozart, y es que murió olvidado o casi olvidado por todos. Es algo realmente triste y que debería invitarnos a reflexionar.

En una ocasión le dije a una amiga, hablando medio en broma medio en serio, que aunque sólo fuera por haber nacido en este siglo y haber tenido la posibilidad de escuchar la música de Mozart, debíamos sentirnos afortunados en comparación con tantos millones de seres humanos anteriores a nosotros (y todavía en la actualidad) que nunca han tenido la oportunidad de escuchar su música. Y sin embargo, ahí está el pobre Mozart, enterrado en una fosa común o en una tumba sin nombre y olvidado por casi todos en su tiempo.

Cuando desde muchas instancias se promueven grandes homenajes a personajes supuestamente ilustres, siempre me viene a la memoria cómo murió Mozart, olvidado por todos. Vale la pena preguntarse hasta qué punto no son interesados estos homenajes. Cuántas personas verdaderamente ilustres mueren olvidadas de todos y sólo son reconocidas posteriormente, o no.

Muy interesante esta entrada tuya del blog, con muchos detalles. Por lo que te leo, parece que la película de Amadeus no juega con una posibilidad del todo inverosímil. Incluso puede que Salieri hubiese tenido algo que ocultar... bueno, supongo que será como dices, que estaba ya algo senil cuando hizo esa confesión. Quién sabe...

Un cordial saludo, Juanba.

Juanba dijo...

Por los datos que manejo, el pobre Mozart, efectivamente, murió casi olvidado. Hoy, sin embargo, es la base para la atracción de turistas. Así son las cosas en este mundo. El genio salzburgués, tuvo la desgracia de pertenecer, todavía, a la generación en la que la música sólo estaba amparada por nobles y “gentes de buen vivir”. No pudo ser autónomo como lo fue ya Beethoven, más posterior. La música se generalizó un poco más con la revolución francesa y la emergente clase media empezó a asistir a conciertos y teatros, con lo que esto significaba de ingresos para el autor. Tanto es así que, Mozart murió pobre pero su viuda, con los derechos de autor de su marido, pudo obtener buenos emolumentos de los que no disfrutó en vida nuestro querido compositor.

Sería por mi parte un gran olvido, no citar el caso de Vincenzo Bellini, el autor de “Norma”, que murió, en plena juventud, abandonado y sólo, en una ciudad como Paris, que le era completamente ajena. Atendido, malamente, por un jardinero de la casa, los dueños, temiendo que tuviera la peste, huyeron a toda prisa, dejando prohibido taxativamente, que entrara alguien en la mansión. Sin familia, sin amigos pues no podían entrar, completamente sólo, así falleció el que yo llamo “el bello siciliano”, equiparándose, aún en peor, si cabe, con el músico austriaco. Yo no se de otros casos de compositores famosos que hayan tenido ese fin, pero si alguien los conoce, me gustaría mucho que lo comentara.

Un saludo afectuoso Daniel