sábado, 30 de julio de 2011

LAS FÉMINAS EN "DON GIOVANNI"

Creo que estaremos de acuerdo en que la música es una manera de provocar emociones. Éstas, van a depender, lógicamente, del compositor y del oyente. Pero no son siempre iguales. Varían según diferentes circunstancias, caracteres y estados de ánimo. Sin embargo, en la Historia de la Música, hay un creador que nos iguala a todos en sentimientos, porque mejora nuestro estado psíquico, intelectual y humano. No es clásico ni romántico, está excluido de cualquier clasificación.
W. A. Mozart

Estoy hablando de Wolfgang Amadeus Mozart, que ya se ha repetido, otras veces, en este blog. Su elección no es gratuita, porque merece se hable de él. Pero lo difícil, es, por donde caminar para no repetirse. El que, existan muchas páginas en la red, que tratan sus obras y biografía, lo complica aún más. Después de afanarme la sesera, he decidido ir por la vía del sexo, pero no penséis mal, ya que se trata solo del género, en este caso femenino. Quiero creer que os va a resultar, al menos, curioso. Así lo espero.

Las conquistas de Don Giovanni
Don Giovanni”, ópera de Mozart con texto de Lorenzo Da Ponte, es la segunda de las tres obras que hicieron en colaboración (las otras dos son: “Le nozze di Figaro- Las bodas de Fígaro” y “Così fan tutte- Así hacen todas”). Todas ellas giran, fundamentalmente, en torno a las mujeres y el sexo. Desde el estreno de “Don Giovanni” en Praga, ha gozado siempre del favor de un amplio sector de público. Está definida como “drama giocoso (jocoso)”, por el propio autor del libreto. Efectivamente, se encuentra en la tradición de la ópera bufa, pero es, fundamentalmente, realista.

La obra ha levantado mucha polémica, en sus años de existencia. Hay un amplio número de comentarios, teorías e interpretaciones diversas, sobre ella. Una de las razones, sino la principal, por la que se ha producido tanta documentación, es su argumento. Don Juan, constituye junto con Fausto, los dos grandes y eternos mitos, tratados ampliamente por la literatura y la música, de todos los tiempos, ya que son tan antiguos, como la humanidad.

En estos estudios hay muchas teorías, algunas antagónicas. La causa de estas discrepancias se centra en la ambigüedad del propio libreto, que da argumentos para lecturas diferentes y contrarias. En general, se tiende a pasar por alto el aspecto disoluto del burlador, menospreciando a los personajes femeninos. Y es que Don Giovanni, tiene un lado simpático, que es lo que más destaca, cuando se piensa en él. Según unos, el mayor pecado del disoluto, no son las mujeres, sino su ateísmo; para otros, su delito es burlarse de la muerte. Estas opiniones son especialmente diversas, si hablamos de los amores y la potencia sexual del burlador.

Gregorio Marañón
La mayoría de la crítica, asegura que, el bueno de Don Juan, es todo humo y que, en realidad, en la ópera, no llega a seducir a nadie. No es de extrañar esta cuestión, porque, Gregorio Marañon, que fue un eminente médico, forense e historiador, en su ensayo sobre el disoluto, no admite abiertamente el carácter homosexual de Don Juan, pero sí deja entrever la posibilidad de que padeciera una desviación sexual. Por el contrario, hay quien defiende que durante la obra musical, el libertino, consigue poseer a seis mujeres. La curiosa lista de sus conquistas, sería como sigue:

• Primero doña Ana, al comienzo. Suponiendo que no lo consiguiera, sería el primer rechazo que don Giovanni haya recibido nunca.

Zerlina, al final del primer acto. Don Juan se la lleva a sus aposentos, pero tiene que salir, rápidamente, asediado por todos los demás. Tuvo que ser veloz de veras, pero, es de suponer, que, para un experto como él, es suficiente el poco espacio de tiempo, del que dispone.

• La doncella de doña Elvira, después de la serenata. Don Juan, cree tener la seguridad de que ninguna mujer, puede resistirse a su canto. La desaparición de escena, de Leporello y doña Elvira, deja el camino libre al disoluto para conseguir a la fémina más fácilmente.

Dos muchachas del país, en el intervalo, antes del inicio del segundo acto. Este aspecto fue subrayado en el film de Joseph Losey, de nombre homónimo, abriendo el segundo acto con don Giovanni, divirtiéndose con una muchacha campesina semidesnuda. Por otro lado, si al acabar el primer acto don Giovanni estaba huyendo, para poderse salvar del asedio al que le sometían ¿Por qué al inicio del segundo está así de contento? Esto puede demostrar que ha satisfecho su instinto.

La mujer de Leporello. Don Giovanni, dice a Leporello, que ha encontrado una “muchacha bella, joven y galante”, que le ha acariciado, llamándole: “Mi querido Leporello” (téngase en cuenta que habían intercambiado la vestimenta). Leporello, enfadado, le contesta “¿Y si hubiese sido esa mi esposa?”. Don Giovanni, rompe a reír y le replica “Mejor aún”, provocando con ello, la primera frase de la estatua del Comendador “Terminarás de reír antes de la aurora”.

Doña Ana
Doña Ana con don Octavio
Esta dama española hija del Comendador es, también, un personaje controvertido de “Don Giovanni”, la ópera de Mozart. Representada, a menudo, por los críticos y escenógrafos, como profundamente atraída por el libertino, le atribuyen incapacidad de sentir nada por su novio Octavio. Otros autores, han señalado, además, que la reiterada resistencia de esta mujer a casarse, evidencia su pasión secreta por el burlador. Más testimonios, nos dan otro motivo de reflexión, pues desmienten lo antedicho, basándose en las dos arias que interpreta, dirigidas ambas a su prometido y en las que expresa su profundo afecto hacia él.

Primera escena de la Ópera
Ana, Octavio y
el cadáver del Comendador
La ópera “Don Giovanni”, se inicia con una escena rápida, casi cinematográfica, en la que, resulta muerto el Comendador, tras perseguir a don Juan, por haber entrado en la habitación de doña Ana. El libreto sugiere que ha existido violación, por las palabras de Leporello, que reflexiona, para sí mismo, sobre su amo: “Bravo, dos encantadoras faenas, fuerza a la hija y mata al padre”. Pero, ¿Qué sucedió realmente en esa escena? Suponiendo que Don Giovanni haya conseguido seducirla: ¿Qué sentido tendría que ella cante su gran aria a Don Octavio: “Or sai chi l’onore.... (Ahora sabes quién, el honor quiso robarme, quien fue el traidor, que me arrebató a mi padre)”? Sería una mentira muy gorda y un excesivo cinismo por su parte, si no es sincera en lo que expresa.

Octavio y Ana
Además, su explicación a Don Octavio de cómo sucedieron los hechos aquella noche: “Era già alquanto avanzata la notte.... (Era ya un tanto avanzada la noche, cuando en mis aposentos, donde sola me encontraba por desgracia, vi entrar, envuelto en una capa, a un hombre, que al primer instante había tomado por Usted”, nos indica que no se extraña de la llegada de don Octavio en su habitación. Esto solo puede significar que tenían, ya, una relación íntima entre ambos (es la única explicación lógica). En la intervención de Doña Ana, escuchamos el lamento de una mujer, que no ha sido seducida, pero, quizás, habría querido serlo.

Ana y Octavio
Si Octavio no hubiese ido nunca a encontrarse, de noche, con doña Ana, para hacerle el amor, no tendría sentido que ésta no manifieste extrañeza de ver a don Octavio en su lecho. Lo da como algo natural, pues, regularmente, le hace visitas de noche. Evidentemente, ella había pensado de verdad que fuese Octavio. Después, se dio cuenta de que era un desconocido muy atractivo. Gritó, exactamente, como afirma. Don Giovanni, tuvo que desaparecer para evitar enfrentarse a los hombres de armas de la casa. Y en su huida, mató al Comendador, porque se le interpuso. De otra forma, se hubiera, seguramente, quedado hasta la mañana siguiente, siempre preparado para poder escapar.

Ana odia y quiere venganza, si bien este sentimiento se ha atenuado un poco, con el remordimiento por la muerte de su padre. Frente a las dramáticas frases de Elvira, ella solo tienen ojos para su Octavio: “non mi dir, bell idol mio, che io son crudele con te (No me digas, bello ídolo mío, que soy cruel contigo. Sabes bien cuanto te amé y conoces mi fe, calma, calma tu tormento)”. Por sus palabras, demuestra una profunda relación de complicidad con la dama. Octavio no es un héroe vengativo, más bien un hombre de paz, que, seguramente, se hubiera resignado ante la relación de don Giovanni, con su prometida.

Doña Elvira
Elvira, Leporello y "el catálogo"
Elvira, personaje de “Don Giovanni”, que viene desde Burgos en busca del burlador. Su capacidad de aguante es infinita. Hasta el último momento, está dispuesta a perdonar y amar a don Giovanni. Por este motivo, sus palabras del recitativo previo a su aria principal, “aperto veggio il baratro mortal.... (Veo abierto el ataúd mortal, mísera Elvira, que contraste de afectos nacen en tu seno)”, han sido interpretadas del modo correcto, por parte de Losey, en su película: una confesión religiosa en la que ella ruega por el alma de don Giovanni y por la suya propia.

La Elvira de la mezzo-soprano
Cecilia Bartoli
Sus muy sentidas y esclarecedoras palabras en el aria “Mi tradì quell’alma ingrata.... (Me traicionó esa alma ingrata, infeliz, oh dios, me hace, pero traicionada y abandonada, aún siento piedad por él)”, dan idea de hasta dónde está dispuesta a llegar. En todo momento ejerce una función de vigilante del que ella llama “su esposo” y rescata del abismo a las distintas mujeres que don Giovanni, quiere atrapar. Es el corazón sensible de la ópera que, incluso llega a avisar al propio tenorio para que cambie de vida, poco antes de que sea arrastrado a los infiernos.

Doña Elvira
A través de doña Elvira, Mozart y Da Ponte, nos muestran hasta dónde puede llegar la crueldad del personaje. Como afirma Leporello en la ópera refiriéndose a ella: “Si no lo conmueve su dolor, o tiene un corazón de piedra, o es que no tiene corazón”.

Zerlina
Es curioso cómo puede observarse el atractivo sexual y el egoísmo insaciable de don Giovanni, a través de este personaje. Los autores convierten a la campesina, en una figura clave del desenmascaramiento del libertino. La aldeana, se siente atraída hacia él por su posición, gracia, galantería, riqueza y, sobre todo, su promesa de cambiar su destino a través del matrimonio. Para don Giovanni, es una conquista fácil.

Zerlina y Masetto
En su dúo “Là ci darem la mano (Allí nos daremos la mano)”, Zerlina piensa en su novio, Masetto, pues duda de la sinceridad de la propuesta del gentilhombre. Pero al final, se rinde a su tierno y súper-sensual atractivo. Cuando entra en escena doña Elvira y le avisa de las malas intenciones de don Juan, ella le hace caso, pues el miedo a que le mienta reaparece.

Zerlina y "el burlador"
Sigue a Elvira, sin protestar y corre en busca del novio con quien iba a casarse. Los deseos en conflicto de Zerlina, han desaparecido. Ahora solo implora: “¡Deja que me vaya!”. Si antes meditó, “No tengo voluntad para resistirme”, ahora piensa “Si ve a mi marido, bien se lo que le hará”. Desencantada, no quiere saber nada del tema, pero se ve arrastrada por el burlador. No hay duda de que al final del acto primero, intenta forzarla. El deseo de don Giovanni de tener todo lo que quiere, por cualquier medio, hace que no reconozca la libertad de su prójimo.

Ana y Elvira
Si en el “Don Giovanni”, los personajes de, Elvira y Ana, defendiesen la misma posición, la ópera perdería sentido. Según las convenciones del siglo XVIII, ellas deberían ser enemigas acérrimas. Pero no lo son. Bien al contrario, muestran una recíproca simpatía, a pesar de que sus controversias con don Giovanni, sean muy diferentes.

Una escena de la Ópera
en un cromo de una
colección humorística privada
Elvira, para su mayor desgracia, está enamorada del burlador, a pesar de que él, la ha abandonado y humillado, varias veces. Sigue empecinada en la ilusión de que don Giovanni, regrese a ella. En cambio, Ana, es portadora del deseo de vengar la muerte de su padre.

 Su lema es el odio: si logra satisfacerlo con el castigo al malvado, quedará libre. No obstante, algunos han visto en la actitud de Ana, una desesperación de mujer enamorada de don Juan. Una mezcla de amor y odio. De cualquier modo, el conflicto de Ana, no parece que sea estar atrapada entre dos amantes, sino estarlo entre el deber filial y su propia felicidad, que, en la ópera, está más identificada con don Octavio que con don Giovanni.

lunes, 18 de julio de 2011

RECAMBIOS Y SUSTITUCIONES

No es pequeño el problema de los Teatros  de Ópera, para gestionar una temporada estable: deben cuadrar los presupuestos establecidos- derivados de los ingresos monetarios- con los honorarios de los cantantes y el coste de las producciones y la administración. Se hace aún más difícil en tiempos de crisis

Teatro Real- Madrid
A partir de ahora, será una tarea de titanes, administrar los recursos disminuidos, sin que se perjudique la calidad artística. Suponemos que en los Grandes Teatros del país (Real, Maestranza, Palau de les Arts e incluso Liceu), resultará algo más fácil que en los llamados Teatros de Provincia. A estos últimos, les toca arreglarse con medios más modestos. Pero la situación se agrava más todavía,  cuando los cantantes contratados para la temporada, se indisponen por cualquier circunstancia.

Cubrir puestos en coyunturas de última hora, no es nada fácil. Por eso, los Grandes, en previsión de que ocurra, acuerdan condiciones con un segundo profesional. Él o Ella, serán los encargados de interpretar la obra, sólo en el caso de que suceda alguna contingencia, y haya que hacer la sustitución. Muchos teatros aprovechan la estancia de cantantes de esta segunda línea en las ciudades, para montar otras funciones, generalmente, a precios más económicos.

Esto, lógicamente, no puede resultar barato. En principio, no lo veo factible para los Pequeños. Pero, si no puede hacerse el recambio, la única solución que les queda, es devolver el dinero de las entradas a los espectadores y esto es también un problemón. Diréis que siempre sale a relucir en mis escritos la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera), pero es lo que conozco más de cerca. Pues bien, esta agrupación de presupuesto relativamente modesto, se precia de no haber suspendido nunca una función, en los casi sesenta años que lleva funcionando.

¿Cómo lo hacen? Sencillo, cuando ocurre, se ponen en movimiento los componentes de la Comisión Artística y buscan un candidato, entre los que tienen fijados como reserva. Si está libre, ya lo han logrado, sino a seguir rastreando. Hasta ahora, lo han encontrado siempre. Claro está que, los resultados, no son, a veces, demasiado satisfactorios. Pero, por lo menos, se mantienen las funciones previstas, sin que lleguen a suspenderlas. Como dato curioso decir que en ABAO, contando desde la temporada 1999/2000, ha salido una media de prácticamente seis cancelaciones, con sus correspondientes sustituciones, es decir, casi una por título.

De los años de socio, recuerdo tres anécdotas divertidas, bastante recientes y referidas, más o menos, al tema que estoy comentando.

1.- De la butaca al escenario
Sucedió en Bilbao, a finales de febrero del 2000. Se iba a representar una “Traviata”, protagonizada por Cristina Gallardo Domas (Violetta), Aquiles Machado (Alfredo) y Paolo Gavanelli (Giorgio Germont). Yo doy fe, porque lo he visto, que el barítono había dado a Bilbao, muchas satisfacciones. Recuerdo, especialmente, un “Ernani”, donde su voz lírica, brilló con especial gloria. Pero en el tiempo que estamos hablando, estaba ya en el cenit de su carrera.
Paolo Gavanelli
Parece ser que Gavanelli, aquel día, se levantó resfriado. No obstante, aseguró que podía cantar.

Cuando llegó el momento de los preparativos previos a la salida a escena, nuestro buen hombre, se dio cuenta que le iba a resultar imposible abordar el papel. El Teatro se empezó a llenar de gente que esperaba disfrutar de esa obra tan magnifica y conocida. A pesar de esta infausta noticia, la dirección decidió seguir adelante, dado que el padre de Alfredo, no entra hasta el segundo acto. Comenzó la función y los de la Comisión Artística, esperaban, claramente, un milagro.

Roberto Servile
Y el milagro se produjo. A alguien de la ABAO, se le ocurrió verificar si, entre los espectadores, estaba Roberto Servile. Este barítono, venía a cantar el personaje de “Don Alfonso”, en “La Favorita”. Era la siguiente ópera de la temporada, a representar el 17 de marzo del 2000. Habían ya empezado los ensayos de la obra de Donizetti y por eso, se requirió su presencia en la villa. Bueno pues, alguien en nombre de la Asociación, le echó cara al asunto. Fue a visitarlo a su butaca, en la que estaba como un espectador más.

"El Germont" de Servile en Turín
Sus aviesas intenciones eran evidentes. Ni corto, ni perezoso, le propuso el plan de sustituir a Gavanelli en la obra. Así, a palo seco, sin haberla ensayado previamente. Es verdad que los cantantes tienen, continuamente actualizado, lo que se denomina Repertorio. “La Traviata”, estaba dentro de su catálogo. Se convirtió en un cerrar de ojos, de espectador a protagonista en el escenario. El resultado no fue tan malo como podría esperarse. Y al bueno de Gavanelli, no le hemos vuelto a ver por Bilbao.

2.- Un atril de quita y pon
Era el 27 de octubre del 2009. Tenía cierta prevención hacia una ópera moderna y desconocida para mí, “Billy Budd”, del compositor inglés, Benjamín Britten. Ocupé la butaca que me corresponde en el Palacio Euskalduna de Bilbao y cuando estaba a punto de comenzar la representación, una voz por megafonía, nos anuncia que, por prescripción facultativa de ultimísima hora, se han visto obligados a sustituir al bajo, Sir John Tomlinson, en su rol de “John Claggard” el maestro de armas.

Dijo asimismo que, al ser un montaje complejo, no le había dado tiempo a aprender los movimientos escénicos. Por ese motivo, no habían tenido más remedio que dividir en dos el papel: uno canta y el otro se mueve. De efectuar esos movimientos se encargaría el director de escena. Más motivos para estar inquieto.

Escena de un montaje de Billy Budd
Cada vez que tenía que actuar el maestro de armas, aparecía por el extremo izquierdo del escenario un señor en traje de calle. Portaba, con mucho tiento, un atril, con una lucecita que encendía para poder leer la partitura. Los movimientos, se los dejaba al director de escena, debidamente caracterizado. Cuando acababa, con el mismo cuidado apagaba la lucecita, retiraba el soporte, y entraba al fondo del escenario, esperando su turno para volver a repetir la faena.

Así estuvimos, claro está, toda la ópera, afectando bastante a la concentración. Pues a pesar de todo, salí muy satisfecho y contento por haber visto una escenografía de las mejores y una ópera más que interesante. Después, volví sobre ella en videos y audios, que es la mejor manera de apreciarla.

3.- Un sacerdote que viene y va
Setiembre del 2001. Estábamos en una representación del oratorio, convertido luego en ópera, “Sansón y Dalila”, de Camilo Saint-Saëns. La protagonista era la suficientemente famosa, Dolora Zajick, junto con otros nombres, desconocidos para mí, de los que no recuerdo bien su actuación. Lo que sí retuve en la memoria, es el sucedido.

Un Sumo Sacerdote Judio
Estábamos ya en el tercer acto, poco antes de que ocurriera la caída del templo con todos los filisteos dentro. El Sumo Sacerdote de Dagón, tiene tan solo, dos únicas intervenciones en toda la obra. Son precisamente, en ese momento. Los soliloquios, bastante largos, están separados entre sí, por las partes de Dalila, Sansón y los Filisteos. Alberto Gazale, que es quien hacía de Sumo Sacerdote, empezó a abordar la primera de sus escenas.

En un momento dado, dejó de cantar. Parecía como si se estuviera pensando algo. De repente, salió del escenario. La música y los demás cantantes, siguieron con la función, pero la parte del bajo, el sacerdote que había huido, sencillamente no se cantó. Poco antes de que empezara su segunda intervención, volvió a aparecer, y a cantar, como si no hubiera pasado nada.

Alberto Gazale
¿Qué le ocurrió? Nunca lo sabremos los que estábamos de espectadores. ¿Un apretón tal vez? Las malas lenguas viperinas, decían que había discutido con, Antonello Allemandi, el Director Musical, que tiene la medalla de oro de la Asociación, por las muchas veces que ha dirigido aquí. Seguían diciendo los murmuradores, que esta fue su manera de vengarse. ¡Vaya cosa! A quien perjudicó fue al público. Bueno y también a su carrera, pues dice bien poco de su profesionalidad.

Bueno, para terminar el asunto titulado genéricamente Recambios, voy a contar otras dos anécdotas, una personal, la otra recogida de un librito al que yo estimo mucho, llamado “Disastri all’Opera”.

4.- Un doble don Juan
Corría el año 1987 o cerca. Entonces, yo vivía en Valencia por motivos profesionales. A esa ciudad llegó una compañía “de repertorio”, procedente de algún país del área de la Unión Soviética que ahora no recuerdo. Son esos elencos que van recorriendo el mundo con una serie de obras que tienen preparadas: en este caso se trataba de óperas. Es lo más aproximado a los titiriteros de antes,  porque el circo no puede considerarse dentro de esa categoría, ya que se trata de una ciudad ambulante.

Se instalaron en el Teatro Principal y había que aprovechar la ocasión de ver el acontecimiento que, por entonces, no se prodigaba mucho: existían abundantes bandas pero poca ópera. Hoy en día han cambiado radicalmente las cosas, al inaugurarse el Palau de les Arts Reina Sofía y tener, por tanto, una temporada lírica estable, con unos medios, que por aquí los quisiéramos.

Teatro Principal de Valencia
Traían como repertorio tres títulos: “La flauta mágica”, “Don Giovanni” y “La Traviata”. No hay que demeritar a este tipo de espectáculos porque yo vi en el Euskalduna de Bilbao, una “Khovantchina” protagonizada por rusos, y aunque la escenografía era tradicional (cosa que muchas veces se agradece), resultó más que recomendable.

Bien pues, con estos antecedentes, acudí presuroso a escuchar como resultaba el “Don Giovanni” y ahí vino la sorpresa. Había dos protagonistas, uno en el escenario actuando sin voz, y otro, con atril, en el foro de la orquesta cantando la partitura. La razón es evidente: se había quedado sin voz el barítono y al no disponer de recambio, tuvo que hacerlo un sustituto que no se sabía la obra.

5.- Una sustitución movida
Teatro alla Scala de Milán
El Teatro alla Scala de Milán, tenía programada una representación de “La Traviata”, para un lunes y el viernes anterior, enfermó la titular y también la posible sustituta, del papel protagonista de “Violetta”. Hubo de buscarse un segundo recambio, fuera de Italia, al no ser posible encontrarla en el país. Pensaron en, Ileana Cotrubas, que, por aquel entonces, estaba empezando. Llamaron a su casa, en Glyndebourne, pero ella estaba haciendo la compra en Londres, y su marido había ido al baño, por lo que ninguno de los dos pudo contestar.

Ileana Cotrubas en Violetta
Cuando, finalmente, consiguieron ponerse en comunicación, su esposo le preparó la maleta y se dirigió a Londres para encontrarse con ella. Llegaron al aeropuerto justo a tiempo de tomar el último avión a Milán. Pero fue cancelado por niebla. A la mañana siguiente, es decir, el sábado, todos los vuelos fueron anulados por la misma causa. Se ubicaron en un hotel vecino a esperar a que despejara. En la madrugada del domingo, el  cielo estaba limpio pero ahora el problema se centraba en Milán, también por niebla.
Aeropuerto de Gatwick- Londres

El lunes, día del espectáculo, solucionado el problema, pudieron llegar a Milán.  Cuando aterrizaron, encontraron una serie de automóviles con el síndico, el director y el escenógrafo. Recorrieron el camino hacia el teatro con poco tránsito y aún pudieron, por una sola vez, recordar los pasajes más difíciles. A continuación la Cotrubas se puso el vestido y se fue a escena sin un momento de reposo. La representación resultó todo un éxito pues fue llamada al palco escénico veinticuatro veces. Como dice el refrán: más vale llegar a tiempo que rondar un año.

jueves, 14 de julio de 2011

Mixtifori


Balones Fuera
Tosca y Scarpia
Se trata de una anécdota, recogida en un Teatro de Provincias, sin que se conozcan, ni la fecha ni el lugar. La ópera “Tosca”, de Giacomo Puccini, se hacía en una producción de muy bajo costo. La ciudad no podía permitirse más. Y como todas las de su estilo, estaba predestinada a que se produjeran incidentes, al estar el montaje escénico reducido al mínimo. En el último momento, el productor mandó a un joven asistente, que buscara balas de cañón, para dar verosimilitud a la escena final. El muchacho, fantasioso y emprendedor, regresó, justo a tiempo, con una partida de balones de playa comprados a buen precio.

Deprisa y corriendo, los balones fueron pintados de negro y, con mucha rapidez,  fueron encolados juntos, formando una pila. Colocados en forma de almena, sobre las gradas, parecían verdaderas balas de cañón. Pero la Tosca de esta historia, subiendo a la carrera los escalones para hacer su salto fatal, golpeó el montón con un pié. También la cola debía ser particularmente económica- al estilo de los balones de playa- porque, con la acometida, el conjunto se desintegró. Liberados los balones, rebotaron hacia abajo por las escaleras, cruzaron el escenario y sobrevolando el foso orquestal, aterrizaron en la platea.

Los Dos Tenores
Desearía tuviera cabida en mi blog, cualquier tipo de temas. Que fuera una especie de Cajón de Sastre. En definitiva, que hiciera honor al nombre de Miscelánea. Por eso, vamos a intentar divertirnos con un chiste de argentinos, ya que nunca he puesto de esa clase.

Pavarotti
Las malas lenguas dicen que, el difunto Luciano Pavarotti y Plácido Domingo, no se llevaban bien. Tras la apariencia simpática de ambos, existía una cierta tensión. El azar hizo que una tarde se encontraran en el Aeropuerto Kennedy. No pudieron esquivarse. Después de los saludos de rigor, entablaron el siguiente diálogo:

LP: “¿Cómo andas, Plácido? Mucho tiempo sin vernos”.

PD: “Excelente, Luciano, vengo de un concierto en la Scala de Milán, con el teatro completamente lleno. Mi actuación fue realmente fabulosa. Tuve que salir a saludar treinta y cinco veces. Una estatua de la Virgen María, que estaba en el escenario, lloró. ¿Y tú, Luciano? ¿Qué tal esos conciertos?

Plácido Domingo
LP: “No te imaginas, Plácido, mi último concierto en New York. Canté como nunca había cantado. El teatro estaba lleno. Tuve que bisar varias piezas. La gente aplaudía cada vez más. Salí a saludar sesenta y dos veces. Al final se produjo algo increíble: descendió Jesús desde una gran cruz que había en el escenario y viniendo hacia mí, me abrazó y dijo: "¡Tú sí que cantas bien, no como ese otro ‘gallego’ maldito, que hizo llorar a mi mamá!".

El Diluvio
Patio interior Palacio Pitti
Damos ahora un salto temático, y nos situamos- con nuestra imaginación- en la maravillosa ciudad renacentista de Florencia, donde dicen que, el escritor francés Stendhal, descubrió el famoso mal que lleva su nombre, por coger un “empacho” de obras de arte. Leyendo el título, alguien podrá decir que la anécdota que voy a relatar, no se refiere a una ópera. Sí, es verdad, Egmont no es una ópera sino un melodrama teatral, con música. Eran, pues, unas representaciones del Egmont de Goethe, con la música incidental que compuso Beethoven para esta obra. Se hacía, abierto al exterior, en el patio del Palacio Pitti, durante el verano del año 1967.

Luchino Visconti
Son seis los fragmentos para acompañar a la representación, compuestos por el genio de Bonn (de los que sólo se conoce bien la Obertura). Tienen, por si mismos,  un indudable interés dramático. Interpretados por una gran orquesta sinfónica, dirigida por Gianandrea Gavazzeni, y con la fabulosa puesta en escena de Visconti, seguramente podría decirse que, casi, se aproxima a una representación operística.

A medida que las pruebas iban adelante, el texto y la música se integraban cada vez mejor. Durante los momentos- algunos de notable extensión- en que la orquesta se adueñaba del escenario, los actores se quedaban parados formando un cuadro plástico muy expresivo. Llegó el momento del ensayo con vestuario, en el espacio abierto del interior de la fortaleza de los Medici. Era una perfecta tarde de junio. Espléndida la puesta en escena. Las luces se reflejaban sobre las corazas de la guardia. Los fabulosos trajes parecían un cuadro de Rembrant o de Velázquez que hubiese tomado vida.

Estaba presente Marcello Mastroianni y algunos privilegiados espectadores. Todos  estaban inmovilizados e hipnotizados por lo que estaban viviendo. La tarde siguiente, la del debut, media hora antes del inicio se abrieron las cataratas del cielo y llovió como sólo en Florencia sabe hacerlo. Llovió y llovió, con absoluta regularidad, toda la semana de las representaciones previstas. Esto no es extraño en Florencia. Un año antes, el 4 de noviembre de 1966, y a causa de abundantes lluvias, el río Arno se desbordó. Se inundó la ciudad y numerosos pequeños pueblos. Esto provocó cien muertos. Como conclusión, el público se quedó sin ese magnífico espectáculo ya que no se ha vuelto a representar por lo menos en esa localidad. ¡Pobre Visconti! Incluso los grandes están a merced del viento y la intemperie.

viernes, 8 de julio de 2011

Menudeando (I)

Inauguramos apartado, en el que voy a intentar recoger anécdotas, de cualquier sitio donde las encuentre. Mi intención es, presentarlas clasificadas por compositores, pero no sé, si dará para tanto el asunto. Comenzamos el capítulo,  con un personaje que se presta mucho al lance, a la historieta, a la crítica, en fin, como queráis llamarlo. Me estoy refiriendo, a Richard Wagner.


1.- Wagner, ese desconocido
¿Quién no habrá oído hablar a estas alturas de don Ricardo? Evidentemente, nadie. Pero puede quedar alguna faceta de él, que sirva para completar su notoria figura histórica. ¿Por qué se caracterizaba el Compositor en la Sociedad de su tiempo? La respuesta, afectará poco a la hora de disfrutar sus composiciones, pero definirá mejor al artista que llevaba dentro.

La personalidad de Richard Wagner, está descrita como compleja, en sus distintas  biografías. Este compositor siempre arrastra tras de sí, una carga polémica. Muchos de los adjetivos que le aplican, no son, precisamente, elogiosos. Es tanta la diversidad de su carácter, que algunos dicen, que no hay un sólo Wagner. Existen, el hombre, el músico, el pensador, el literato, el metomentodo, el histrión, el embaucador, el anarquista. Es notoria, su exagerada obsesión a que le perseguían: claro síntoma de manía persecutoria. La megalomanía o ansias de grandeza, descrita en muchas de sus reacciones, sería otra de sus particularidades.  

De sus publicaciones, quizás “La obra de arte del futuro” sea la más importante. Otras fueron “Opera y drama”, “El Judaísmo en la Música”, “Sobre el Estado y la Religión”, “El destino de la ópera” y “Religión y Arte”. Pero las cinco últimas, no son sino amplificaciones de algunos pasajes concretos de la primera (La obra de arte del futuro). Esta repetición, sin descanso, de los mismos temas, es también muy sintomática.

Nietzsche Vs. Wagner
Lo que Nietzsche dijo contra él, no puede tomarse en serio. Su escrito “El caso Wagner”, resulta ser un panfleto de abjuración, tan delirante como, el de deificación, realizado doce años antes  (en otro libro llamado “Wagner en Bayreuth). Incluso, en su faceta más representativa, el Wagner músico, recibió furibundos ataques de los propios compañeros, agrupados en torno a Johannes Brahms (conocidos como la “música pura). También Wagner tuvo partidarios, aglutinados en torno a su figura y lo que representaba (la llamada “música del porvenir). A despecho de los juicios desfavorables en este aspecto, Wagner es, incontestablemente, un músico muy dotado con una personalidad, que hoy nos parecería mejorable.


2.- Óptimas Referencias
Giacomo Meyerbeer
En 1839, un joven Richard Wagner, intentaba tener éxito en Francia. Llegó a París, con una carta de recomendación, para Meyerbeer, quien hizo a Wagner un recibimiento correcto, y le dio otro escrito para el director de La Ópera, León Piller. Rompiendo con la norma existente para este tipo de documentos, la misiva se la entregó cerrada. Ni corto, ni perezoso, el futuro creador del “Anillo”, fue,  rápidamente, a llevársela al empresario. Cuando éste la abrió, no salía de su asombro, ya que ponía: “Querido amigo: Deshazte, como puedas, de este imbécil". Los dos compositores, eran compatriotas, pero nunca se llevaron bien, o más exactamente, se odiaban con cordialidad.

PD: Giacomo Meyerbeer (1791/1864), compositor alemán, afincado en la ciudad luz. Fue el creador de la denominada- un poco despectivamente- Ópera-Pompier (por lo ampuloso). Estaba, entonces, en la cumbre de su fama. Las óperas más importantes, fueron “Los Hugonotes” y “La Africana”, ésta última, estrenada póstumamente.


3.- Cabreo teutón
Hans von Bülow (1830/1894), estaba dirigiendo en el “Hoftheater” de Munich. Tuvieron problemas con el foso de la orquesta: era insuficiente para dar cabida a todos los profesores. Von Bülow, ordenó suprimir las primeras filas de butacas. Pero, el  encargado protestó: “¡Imposible, se perderían treinta plazas!”. El gran director, sabía que esos asientos, eran de los enemigos más encarnizados de Wagner, por lo que exclamó: “¡Qué importan, unos cuantos asquerosos perros,  más o menos!”. La prensa de la ciudad, publicó sus palabras. Originaron un verdadero escándalo, viéndose obligado el eminente director, a pedir, públicamente, disculpas.

PD: Von Bülow, fue un virtuoso pianista,  compositor y famoso concertador de orquesta. Bülow, estuvo casado con Cósima, antes de que lo hiciera Wagner. Ella se entendió, extramaritalmente, con Wagner, durante tres años. Pese a esta aventura, las relaciones de los dos hombres, fueron siempre excelentes.


4.- Trino afortunado
Mathilde Mallinger
Mathilde Mallinger, la primera Eva de “Los Maestros Cantores”, contó a su eminente alumna, Lotte Lehmann, el siguiente episodio: “Estábamos ensayando la escena final en el prado. El momento en el que yo pongo la corona en la cabeza de Walter von Stolzing, se repetía una y otra vez. La cosa no salía bien. Yo, impaciente, gasté una broma: puse un trino en la frase ‘¡Nadie corteja con tal gracia!’. Wagner, al oírlo, me miró sonriente y dijo: ‘Vamos a darle el gusto. ¡Ya que tanto le gusta a la Mallinger, el trino quedará aquí!’. ¡Así fue como me convertí en coautora de Los Maestros Cantores”.

PD: Mathilde Mallinger (1847/1920), famosa soprano lírica croata. Debutó con “Norma”, de Bellini, en 1866. Pero, en su vida artística, interpretó, sobre todo,  papeles de óperas de Wagner. Ella creó la Eva, en el estreno mundial de “Los Maestros Cantores de Núremberg”, en 1868.


5.- Ascendido en solitario
Tramoyista de Teatro
Estamos en “Parsifal”. Por un fallo técnico, uno de los decorados móviles, se quedó atascado. El jefe de los maquinistas, Fritz Brand, advirtió inmediatamente el peligro que podía suponer. Cogió un puñal de la utilería, se subió por las cuerdas que sostenían el decorado, y, finalmente, logró cortar lo que ocasionaba la retención. Nadie, ni en la sala ni en el escenario, se dio cuenta del incidente. Llegaron al entreacto y,  Wagner, solicitó se llamara al jefe de maquinistas. A primera vista, no lo encontraron. Luego, se dieron cuenta que, estaba colgado de una de las cuerdas, sin posibilidad de soltarse. Cuando lo rescataron, Wagner ordenó: “¡Que Brand reciba hoy paga extra por su número de circo!”.

Parsifal
PD: “Parsifal”, última ópera que compuso Richard Wagner. Se estrenó en el templo wagneriano de Bayreuth (1882). Asistieron altas personalidades del arte y la política, junto con la clase adinerada. Por su carácter místico, Wagner pidió que no se aplaudiera. Con esta ópera, se rompió, definitivamente, su amistad con el filósofo Friedrich Nietzsche.


6.- Cuerda Explicación
Ángelo Neumann, quiso dar el “Anillo” en el “Hoftheater” de Stuttgart, pero se encontró con la oposición del todopoderoso Ministro, von Gunzert. Tras una violenta discusión, el Ministro tomó una decisión:

Angelo Neumann
¨  La próxima semana presenta usted ‘Los Nibelungos’ en Karlsruhe, ¿verdad?, pues bien, resérveme un asiento; si me gustan, podrá hacerlos aquí, en caso contrario, olvide el asunto.
¨  ¡Excelencia, vale más que lo dejemos correr!, dijo Neumann, sonriendo.
¨  ¿Puede saberse por qué?
¨  ¡Excelencia, si yo estuviera en su lugar, me sabría muy mal que la Historia contara: el ministro Gunzert, no dio el visto bueno a ‘Los Nibelungos’, después de haberlos visto! En cambio si los prohíbe sin conocerlos, quedará un poquito mejor”.

           ¨ ¡Tiene razón! ¡Dé las representaciones!, dijo el Ministro, después de mirar con aire inquisitivo a su contrincante.

PD: El austriaco Ángelo Neumann (1838/1910), fue el fundador, en 1882, del “Richard Wagner Theater”, compañía itinerante, que dio todas las óperas de Wagner, en Londres, París, San Petersburgo y otros lugares Antes de ser empresario, cantaba de tenor.

7.- Escapar por piernas
Mottl (izquierda), con el
hijo de Richard Wagner 
Sigfrido”, en el Covent Garden de Londres, a finales del siglo pasado, con  Félix Mottl, a la batuta. En los roles principales, el joven Slezak, de protagonista, y Hans Breuer, como Mime. Al terminar la representación, un espectador le dijo a su vecino de butaca: “¡Para captar toda la grandiosidad de esta ópera, debería verse más a menudo,  completa...! ¡Pero, le aseguro que a mí no vuelven a pescarme! “.

PD: Félix Josef von Mottl (1856/1911), director de orquesta y compositor austríaco. Uno de los más brillantes de su tiempo. Dotado para la música de Wagner. Ayudó en la preparación y ensayos, del primer ciclo completo de “El anillo del nibelungo”, en Bayreuth, 1876.

8.- Bocadillo a reacción
Hans Schnellar, tocaba el timbal en la Opera de Viena. Cuando duraban mucho las sesiones, aprovechaba para comer algún bocadillo en las pausas. Nadie logró nunca, apartarle de esa costumbre. En unos “Maestros Cantores”, llegó la pausa, que era de varios compases. Siguiendo la tradición que él mismo se había impuesto, Schnellar, sacó su bocadillo y lo dejó descansar sobre uno de los timbales. Repentinamente, le sobrevino un estornudo. Para evitarlo, sacó un pañuelo. Con todas estas maniobras, la pausa llegó a su fin. El director musical,  Schalk, le dio la entrada. Nuestro timbalero, cogió los mazos y golpeó con fuerza los timbales. El panecillo voló por los aires y aterrizó en primera fila, sobre la falda de una sorprendida espectadora.


PD: Hans Schnellar, además de ser el timbalista titular de la Ópera de Viena, a principios del siglo XX, desarrolló un mecanismo de afinación. El modelo, se conoce como "timbal de Viena" o "timbal de Schnellar". Fue también autor de estudios sobre el instrumento, que crearon escuela. Era un músico muy original.


9.- Calificativos
La música de Wagner, tuvo problemas para ser introducida. En muchos casos, eran los propios músicos los que la desacreditaban. Cierta parte de la crítica, asimismo, la rechazó. Aquí están las lindezas a que era sometida. Se la comparada con:
Wagner hiriendo
los oídos del oyente
  1.  “Suaves rugidos de gusano”
  2. “Tormenta en una palangana”
  3. “Música de medusas”

Y a Wagner, se le tachó de “desollador de oídos”, entre otras cosas.

PD: Wagner, se distingue en la historia de la música, por su propia concepción, en la manera de componer. Pero, como cualquier autor, tuvo sus influencias:

        A.   Palestrina y Juan Sebastián Bach
        B.   Él mismo se declaraba “el último mozartiano
La "cencerrada"
del Tanhäuser
        C.   Siempre reconoció, el influjo de Bellini y Spontini
        D.   Asumió la orquesta de Berlioz
        E.   Y era muy amante de la ópera cómica de Méhul y la de Boieldieu

Estas herencias, muy reconocibles, según los críticos, deberían haber atenuado el rechazo del público. 


10.- ¿Enano o Gigante?
Nadie se pone nunca de acuerdo sobre la estatura real de Wagner. Distintas son las versiones. Las detallamos:
Wagner dirigiendo
  1. La policía de Dresde, en la revolución de 1848, lo describía como de estatura media.
  2. Un crítico de la época le calificó de enano, por su 1’56 de estatura.
  3. El autor de un libro sobre él, le pone la marca en 1’63
  4. Finalmente, en el propio museo de Bayreuth, puede leerse que, su estatura, era de 1’70 metros.

PD: ¡Es fácil! Se arregla haciendo la media. Sale exactamente un metro y sesenta y cinco centímetros. Ni enano ni gigante.


11.- Impudicia Crítica
El feroz Eduard Hanslick
Tras el estreno del “Tristán e Isolda”, en Viena, alguien preguntó a Eduard Hanslick, su opinión al respecto. Dijo: “hay cosas que me han gustado y otras que no”. El interlocutor preguntó entonces: “Que cosas no le han gustado de la obra”. El célebre crítico, respondió secamente: “la música”.

PD: Eduard Hanslick (1825/1904), musicólogo y crítico musical austriaco. Defensor en música del formalismo (música pura) frente al idealismo romántico (música del porvenir). Tenía gran reputación. Tuvo arduas disputas con otros músicos y críticos. Enemigo acérrimo y declarado de Richard Wagner.


12.- Nacionalsocialismo
Winifred, la esposa nazi
del hijo de Wagner
El uno de octubre de 1923, la catedral wagneriana de Bayreuth, recibió la visita de un delgado y pálido personaje. Estuvo visitando, silenciosamente, la casa de Wagner. Se detuvo, largamente, delante de la tumba del compositor. Winifred Wagner, recuerda: “Él se dirigió hacia nosotros, nos habló mientras se iba acercando y nos prometió que si algún día tuviese influencia en los destinos de Alemania, entonces haría lo posible por devolver ”Parsifal” a Bayreuth”. Como os habréis figurado, este hombre era Adolf Hitler.

Liszt (al piano) con Wagner

PD: Winifred Wagner (1897/1980), viuda de Siegfried Wagner (hijo de Richard Wagner y Cósima). En 1923, conoció a Hitler en el festival de Bayreuth. Desde entonces, trabó gran amistad con él y desarrolló una admiración inusitada hacia su persona. Regentó el festival de 1931 a 1944, y su peligrosa devoción por el nacionalsocialismo, provocó su caída.


13.- Sinceridad materna
El humorista parisino Charivari, hizo una caricatura de época, en la que se veía a una hija crecidita, tocando el piano con su mamá, de profesora, al lado: “pero mi niña, ¡eso que estás tocando no suena bien!”. “Mamá, -contesta la niña- estoy tocando el Tannhäuser”. “Ah, entonces es diferente”.

PD: Tannhäuser”, resultó ser un fracaso en Dresde y aún lo fue, mucho más, en París. Constituye, probablemente, el mayor fiasco de toda la historia de la ópera. El público no estaba preparado y los socios del Jockey Club, hicieron de las suyas. Llegaron, como siempre, al segundo acto. Como no había ballet, armaron la gorda.


14.- Rubor de busto
Tannhäuser” en un teatro de provincias. La cosa no marchaba todo lo bien que era de desear. El director, suspiró aliviado,  cuando la obra terminó sin que sucediera nada irreparable. Pocos días antes se había colocado el busto de Wagner en el vestíbulo. Cuando el público salió, al terminar la ópera, la estatua había desaparecido. En su lugar podía verse un cartel que decía: “¡Al ver este “Tannhäuser” me he marchado y ... me pensaré si vuelvo!”.

Charles Baudelaire
PD: Tannhäuser” es un gran paso adelante, en la búsqueda de estilo. Impactó muy profundamente en el poeta francés Charles Baudelaire, quien escribió una carta a Wagner en términos muy elogiosos: “… por acostumbrado que esté a la gloria un gran artista, no habría de ser insensible a una felicitación sincera… sería como un grito de agradecimiento… le debo el mayor gozo musical que jamás haya experimentado”.


15.- Exaltada emoción
Levi, Mottl (de pié) y
Richter, directores
de Bayreuth
Félix Mottl, fue ayudante de dirección en Bayreuth. Ensayaba “La Walkiria”, en la escena donde, Brunilda, anuncia a Sigmund que va a morir. El joven concertador, se emocionó, de tal manera,  que olvidó sus obligaciones. Wagner le aconsejó bondadoso: “Pero querido mío ¿qué son esas sensiblerías? La emoción se deja para los de allí abajo en la platea; nosotros aquí arriba sabemos de qué va y debemos conservar la calma”.

PD: Con “La Walkiria”, Wagner llegó a la cima de sus creaciones dramáticas y musicales. El final de esta ópera, es uno de los momentos de mayor intensidad, poética y emotiva, de toda La Tetralogía. Con ella, se le abrieron muchas puertas a Wagner y logró consagrar la importancia de todo el ciclo.


16.- Cabalístico
Parece ser que el número trece se repitió mucho en la vida de Richard Wagner. Aquí van algunos ejemplos:
  1. Nació el año 1813.
  2. Trece son las letras de su nombre y apellido.
  3. Trece es el resultado de sumar los  números del año de nacimiento.
  4. Un trece de octubre, sintió su primer impulso musical.
  5. Un trece de setiembre, inauguraron el teatro de Riga, donde se puso al frente de una orquesta, por primera vez.
  6. Un trece de agosto, entró en la casa de Bayeuth y un trece de agosto, se marchó.
  7. Trece son los años de su destierro.
  8. Trece son las óperas que compuso.
  9. Un trece de Abril, terminó “Tannhäuser” (1845).
  10. Un trece de Marzo, fracasó “Tannhäuser”, estrepitosamente, en París (1861).
  11. Un trece de mayo, “Tannhäuser” fue repuesta, después de cincuenta años (1895).
  12. Un trece de enero, su suegro -Franz Listz- le visitó por última vez (1883)
  13. Un trece de febrero, murió en Venecia (1883).
  14. Ese mismo día se cumplía el decimotercer aniversario de la unificación nacional alemana.

PD: Las coincidencias, en la mayoría de los casos, no son más que puro azar. Pero hay algunas que, por lo menos, te hacen pensar en que es lo que habrá detrás. ¿Existirá un sentido oculto en todo ello? Desde luego, la relación de Wagner con el número trece, es una de las más sonadas en la historia musical.


17.- Té solo, gracias
Se trata de una broma que quisieron gastarle al tenor, en una representación del “Sigfrido” de Wagner, en Manchester, durante el año 1976. Habían llegado al punto en que, atravesado el fuego protector, el protagonista, tiene que acercarse, con prevención, a la figura durmiente de Brunilda, y, tocándole el pecho de la coraza, debe decir: “¡Pero esto no es un hombre!”. La situación, resulta potencialmente cómica. Pero, nuestro hombre, con su decidido comportamiento, eliminó la posibilidad de que se rieran los espectadores. Más lo que sucedió después, requirió, una vez más, que pusiera a prueba su entereza y profesionalidad. Bajo el busto, vio un pedazo de papel que decía: “No molestar, desayuno a las 7,30, con el té”. Muy difícil le fue, contener la risa y seguir con la función.

PD: Bernard Shaw en su ensayo “El perfecto wagneriano” (1899) dio al “Anillo”, una interpretación política.  Shaw, ve en los gigantes, al paciente proletariado, en los nibelungos, a los empresarios capitalistas llenos de ambición, en los dioses, a los intelectuales, a quienes se ha confiado, la conducción del Estado y de la Iglesia.


18.- ¡Esas luces!
La Fenice de Venecia
El Teatro La Fenice de Venecia, acogió, en 1981, una producción de “Tristán e Isolda”, de Richard Wagner. Era la peor, de todas las que hubiera podido ofrecer la Serenísima. La escena parecía hecha, enteramente, de plástico negro. El momento más interesante de la representación fue cuando, Isolda, dijo, en el segundo acto: “Apaga la luz de la fe”. Por problemas en el grupo eléctrico,  todas las luces del teatro y de la sala,  eligieron, ese preciso momento, para encenderse. Peter Maag, que dirigía, prosiguió con su profesionalidad habitual, a pesar del estallido de risas de la audiencia.
La Fenice

PD: La Serenísima Venecia, fue la primera ciudad del mundo, con teatro público de ópera. Los espectadores, tenían que pagar para ver la función. Era el Teatro San Cassiano, abierto en 1637. En Londres, en el siglo XVII, no había ninguno, por problemas religiosos. En Alemania, la primera sala se abrió en 1678.


19.- Se ha escapado un dragón
Estaba previsto subir “Sigfrido”, al escenario de Bayreuth, en 1876. Esta  ópera, requiere de un dragón en el palcoescénico. Es el gigante Fafner, que se ha auto-convertido en ese animal, para proteger mejor el tesoro. Wagner encargó la construcción a unos especialistas ingleses. Se trataba de una figura, hecha de cartón piedra. Los anglosajones, lo construyeron  concienzudamente. Una vez fabricado, se embaló con delicadeza y, suponemos, llegaría al destino que le pusieron: Beirut (Líbano), en lugar de Bayreuth (Alemania). En el festival, tuvieron que arreglarse como pudieron.

PD: Fafner y Fasolt, son dos gigantes que construyen Valhala, la casa de los dioses. Reciben, a cambio, el oro del Rin. Los dos se pelean por la riqueza y muere Fasolt. Fatner, entonces, se convierte en Dragón. Algunos, han hecho interpretaciones de estos personajes. Fasolt, correspondería a la utopía de 1789 (sueña con la justicia y la igualdad). Para este idealista, el dinero no tiene valor; sólo las mujeres y el amor valen la pena. Su hermano Fafner, sería más la revolución de 1791.


20.- Pito, pito, gorgorito
En la Opera de Praga, había una estatua de Richard Wagner. Cuando dicha ciudad fue ocupada por los nazis, uno de los oficiales alemanes, se dio cuenta de que entre las esculturas del Teatro, había una de un compositor judío. Ordenó, inmediatamente, que la quitasen. Los operarios checos, encargados de hacerlo, no tenían ni idea de cuál era. Supusieron que el judío debía ser, el que tuviera la nariz más grande. Y retiraron la estatua de Wagner...

PD: Los Comentarios de Richard Wagner, sobre los judíos y sus Ensayos de naturaleza racial, han generado debates acalorados. Estos aspectos, continúan influyendo sobre el modo de considerar sus obras. Otro factor, es la supuesta influencia del compositor, en el antisemitismo de Adolf Hitler.


Richard Wagner, se convirtió en figura polémica mientras vivía, por sus obras y personalidad (óperas, escritos, política, creencias, estilo de vida). Después de su muerte, el debate sobre la interpretación de sus ideas, siguió latente, particularmente en Alemania. Durante el siglo XX, continuó la controversia. Hasta nuestros días, que aún sigue siendo tema de actualidad. Es el único caso de este tipo, en toda la historia de la música.